El desarrollo de la sociedad moderna está indisolublemente ligado al consumo de energía, en todas sus formas, como el calor, la electricidad y el combustible. El producto interno bruto de la mayoría de los países depende directamente de la generación y consumo de energía eléctrica. En las últimas décadas, el impacto de la energía en el medioambiente se ha vuelto especialmente notable. El pronóstico consensuado de los científicos muestra que un gran número de desastres naturales son causados por un aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero, en particular dióxido de carbono, siendo esta una de las principales causas del calentamiento global. La temperatura de la superficie de la Tierra ha aumentado 0,6 °C durante el siglo XX y se prevé que aumente 5,8 °C para 2100. Para controlar y reducir las emisiones de CO2, la mayor parte del mundo (195 países) firmaron el Acuerdo de París. El objetivo principal de este acuerdo es reducir la temperatura global a 2 °C, reduciendo las emisiones de dióxido de carbono hasta en un 25 % en 2030. La principal razón de la emisión de CO2 es el consumo de combustibles de hidrocarburos.

‘Se fue’ la luz…

Una de las formas de reducir las emisiones de dióxido de carbono es utilizar fuentes de energía renovables, como lo son la eólica, solar, hidroeléctrica, entre otras. La mayoría de los países desarrollados y en desarrollo han adoptado programas para la transición a fuentes de energía renovables y libres de carbono. Para 2020, la generación de electricidad a partir de fuentes de energía renovables fue de más del 50 % en países como Noruega, Brasil, Suecia, entre otros. Sin embargo, varios países del primer mundo todavía tienen la mayor parte de la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles, como por ejemplo China, Japón, Estados Unidos, entre otros. A nivel mundial, la proporción de generación de electricidad a partir de fuentes renovables ha aumentado del 19 % en 2000 al 28 % en 2020. Evidentemente, a pesar del éxito en el desarrollo del uso de fuentes de energía renovables, en los próximos años la generación de electricidad a partir de combustibles fósiles será aún la principal.

Un combustible que se está estudiando ampliamente y que incluso ya poseen empresas que desarrollan turbinas de generación eléctricas de grandes potencias es el hidrógeno. De la misma forma ya se han probado como parte de motores de vehículos y otras aplicaciones de trenes y sistemas de metrovías. Su ventaja primordial es que posee cero emisiones de carbono, pues el principal producto de su combustión es el agua. Una de las formas de lograr una transición suave del uso de otros combustibles a la utilización de hidrógeno es su adición hasta obtener mezclas, permitiendo migrar las tecnologías paulatinamente. Hay varios ejemplos de utilización de gas natural rico en hidrógeno en turbinas de gas instaladas existentes, existen más de treinta turbinas de gas que utilizan combustibles con al menos un 50 % de hidrógeno, mientras ya se hacen pruebas de turbinas basadas en hidrógeno puro. Ecuador debe empezar una planificación para contar con la tecnología del futuro. (O)