Algunos de los colegas con quienes ha trabajado en su trayectoria como relacionista pública, organizadora de eventos o publicista la califican como “una mujer extrovertida”, “activa y emprendedora”, “empática” y “con muchos amigos”.

“Trabaja sin horarios, es una persona muy concentrada, rápida para hacer las cosas”, opinó una comunicadora radial, mientras que una periodista del espectáculo comentó que Mayra S. manejaba tan bien las relaciones sociales que recordaba todos los nombres de la gente del medio, aunque la hubiera tratado solo una vez, sea fotógrafo o camarógrafo.

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Ella misma se consideraba “muy proactiva”. “No puedo estar sentada en un lugar, no puedo depender de una máquina, necesito estar en varios lugares, hacer varias cosas a la vez, necesito manejar grupos, soy muy curiosa”, comentó en una entrevista que le hicieron estudiantes de televisión en agosto del 2018. Mayra S. pasó de dirigir doce cuentas de clientes empresariales en la agencia CRF Comunicaciones a manejar 500 empleados como relacionista pública en el canal TC Televisión en marzo del 2012.

“Cuando vi en las noticias lo que se decía de ella, no lo podía creer”, dijo una excompañera, a quien le resultó difícil de asimilar que Mayra S. haya llevado su profesión de comunicadora a la de ser “gestora de favores judiciales” para beneficiar a peligrosos narcotraficantes, como ha señalado la Fiscalía, dentro de los casos Metástasis y Purga, que revelaron la corrupción judicial y política y sus vínculos con el tráfico de drogas.

Mayra S., relacionista pública detenida por el caso Metástasis, denunció a 6 personas y llevó a juicio a 5, pero también la investigaron por extorsión

Pero también les llama la atención que Mayra S. haya declarado, el día que la Policía allanó su vivienda para detenerla –el 14 de diciembre de 2023-, que tenía una discapacidad psicosocial del 55 % desde el año 2019. Así consta en el reporte que presentó el médico que la atendió en una Unidad de Flagrancia de Quito, hasta donde fue trasladada ese día. El especialista agregó que la paciente se encontraba “consciente, orientada, activa. Estado físico normal”.

Unas horas antes, en el suburbio de Guayaquil, en el centro de salud Cisne 2, Mayra S. lo mencionó, y también consta en ese informe. “Discapacidad 55 % psicosocial (refiere la paciente)”, certificó el médico de guardia José Ledesma, quien señaló, además, que la detenida, de 35 años, había acudido para una valoración de salud acompañada de una agente policial.

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“Al momento, paciente orientada en tiempo, espacio y persona, colabora con el interrogatorio, clínicamente estable. Al examen físico, no presenta lesiones”, evaluó el galeno, quien agregó en el expediente que la detenida había reportado “trastornos del sueño” y “agorafobia”. Esta última, un tipo de “trastorno de ansiedad que implica tener miedo y evitar lugares o situaciones que podrían provocar pánico y sensación de estar atrapado”.

No obstante, en ambas valoraciones médicas, Mayra S. no presentó el correspondiente carné de discapacidad, y así lo señalan las certificaciones firmadas por los especialistas. En los documentos que constan dentro del expediente fiscal del caso Metástasis tampoco consta alguno que certifique su discapacidad. Los registros de cedulación tampoco le atribuyen esa condición, como sí la mencionan, por citar un ejemplo, en la cédula del juez de lo penal de Latacunga José S., a quien se le certifica una “discapacidad física, mayor de edad”.

Este Diario solicitó al Ministerio de Salud que se informe sobre la supuesta discapacidad de Mayra S., pero esta entidad señaló que no podía proporcionar los datos requeridos por tratarse de “información confidencial” relacionada con la salud del paciente. No obstante, una revisión de los registros de personas calificadas con discapacidad mostró que Mayra S. no consta en la base de datos.

“La denuncia no tenía ni pies ni cabeza, era solo para hacer alarde”, dice hoy un enjuiciado por Mayra S., gestora de ‘favores judiciales’ del asesinado narcotraficante Leandro Norero en el caso Metástasis

La discapacidad psicosocial -explica el perito en psicología social acreditado por el Consejo de la Judicatura Edwin Fajardo- se manifiesta con “inestabilidad emocional, aislamiento o conductas de riesgo”, y hay varios tipos de discapacidad psicosocial que comprenden “trastornos de personalidad límite”, que pueden incluir depresión, esquizofrenia o adicciones.

Sería pertinente analizar su diagnóstico, qué tipo de tratamiento ha venido teniendo, un informe especializado, hacer un abordaje objetivo. Sin este abordaje no se podría determinar si amerita esta discapacidad.

Edwin Fajardo, perito en Psicología

En el país, según las estadísticas del Consejo Nacional de Discapacidades (Conadis) a septiembre del 2023, hay seis tipos de discapacidades: auditiva, física, intelectual, lenguaje, visual y psicosocial. En esta última se calificaron a 29.668 personas, lo que equivale al 6 % del total. La gran mayoría de discapacidades son físicas (44,8 %), seguidas de las intelectuales (23 %) y auditivas (13 %).

En el manual para la calificación de las discapacidades se menciona una escala de evaluación psicosocial en el que se aplican criterios para otorgar los porcentajes que corresponden a pacientes. Así, por ejemplo, se asigna un 45 % cuando la paciente presenta síntomas como “una alteración de la verificación de la realidad o de la comunicación, lenguaje ilógico, oscuro o irrelevante”, además de “evitar a los amigos, abandonar a la familia o ser incapaz de trabajar”. El porcentaje del 60 % lo reciben quienes presentan signos como expresarse con incoherencia, permanecer en cama todo el día, descuidar la higiene personal o alteraciones en la comunicación “muy incoherente o mudo”. La discapacidad del 55 % que se atribuyó Mayra S. se ubicaría entre ambos porcentajes, según lo reportó a las autoridades. (I)