El panorama del campeonato nacional se ve empañado por una serie de problemas que demandan atención inmediata. Desde el bajo nivel futbolístico hasta las disputas internas entre dirigentes, la situación es alarmante y merece ser abordada con seriedad. En primer lugar, la calidad del juego en la serie A deja mucho que desear, con equipos que no logran alcanzar un nivel competitivo adecuado. Sumado a esto, la falta de asistencia de público a los estadios y la escasez de recursos financieros en los clubes son preocupaciones que no pueden ser ignoradas.

El arbitraje, con su nivel mediocre y la falta de garantías incluso con el uso del VAR, es otro punto de conflicto que afecta la credibilidad del torneo. Además, la alta tasa de piratería en la transmisión de los encuentros es otro problema adicional que requiere de una atención urgente.

Las recientes declaraciones de Miguel Ángel Loor, presidente de la Liga Pro, sobre un presunto plan de desestabilización por parte de Francisco Egas, presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), y acusaciones de chantaje a Carlos Alfaro Moreno, cuando fue presidente del BSC, solo aumentan la tensión en el ambiente futbolístico.

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A estas alturas, cualquier expresión de los dos me recuerda el pensamiento de Nicolás Macchiavello: “Durante mucho tiempo no dije lo que creía, ni creo lo que digo, y si alguna vez por casualidad digo la verdad, lo oculto entre tantas mentiras que resulta difícil hallar”.

Presidente de la Liga Pro hace grave denuncia contra el titular de la FEF: ‘Destruyó la armonía en el fútbol ecuatoriano’

En medio de este caso se suman desafíos significativos que tiene la FEF, como el rendimiento de la Tricolor, que ha sido objeto de críticas, y la necesidad de mejorar la relación con la prensa. Es hora de que los dirigentes del fútbol ecuatoriano asuman su responsabilidad y trabajen en conjunto para superar esta crisis.

Se deberían enfocar en resolver los problemas internos y fortalecer la estructura del deporte, en lugar de verse envueltos en disputas innecesarias que solo agravan la situación. La solución requiere un compromiso real por parte de todos los involucrados: dirigentes, jugadores, entrenadores, árbitros y medios de comunicación.

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Solo a través de un esfuerzo colectivo y una voluntad genuina de mejorar se podrá restablecer la confianza en el fútbol ecuatoriano y garantizar su crecimiento y desarrollo a mediano y largo plazo.

La otra amenaza despiadada es la piratería. Si no nos unimos para hacerle frente, la industria podría quedar desamparada económicamente.

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La ecuación es simple: si la piratería gana, perderemos inversionistas y ofertantes internacionales –como GolTV–, que ya han mostrado interés en un mercado que, lamentablemente, se está convirtiendo en un terreno de alto riesgo.

Para este 2023 se creó la Dirección de Integridad y Antipiratería por parte de la Liga Pro, que es un paso positivo. Su lema, “La piratería les quita ingresos a los clubes”, subraya la gravedad del problema.

Cuando un hincha elige una cajita ilegal para ver los partidos está financiando esta actividad y traicionando la pasión que siente por su equipo.

A partir de esto se debe trabajar en un plan integral que impacte al contrabando intelectual, atacando no solo al consumidor pasivo, sino a los generadores de estos contenidos ilegales. Para aquello la Liga Pro debe llevar a la práctica sus enunciados, tales como 1) educar al consumidor; 2) concientizar al Estado sobre la importancia de la protección no solo para la industria, sino también para la economía y seguridad del Estado; 3) crear normas y regulaciones que permitan las sanciones para vendedores, compradores (administrativas y penales) con reformas a la Ley de Defensa al Consumidor.

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La dirigencia unida debe ejercer sus influencias para conseguir que el Poder Legislativo reforme el Código Orgánico Integral Penal (COIP) y así incluir artículos que sancionen a todos aquellos que generan los contenidos ilícitamente, como penas privativas de la libertad, como también sanciones para que contraten dichos servicios piratas.

La reforma a la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, con el fin de que la Agencia de Regulación y Control de Telecomunicaciones pueda ejercer el control y ordenamiento jurídico para que existan argumentos para iniciar procedimientos administrativos para imponer sanciones.

También es fundamental la actuación urgente de la Fiscalía para evitar la consumación de un presunto delito contra los derechos de autor.

La tarea es compleja desde todo punto de vista, pero debe tener la dinámica que requiere el caso. Es fundamental atacar al sujeto activo generador de contenidos prohibidos. Solo las autoridades correspondientes y la tecnología podrán descubrir y perseguir la ilegalidad para castigar a los ejecutores que violentan la propiedad intelectual en nuestro deporte.

Aunque creo que, si no hay respuestas penales, la labor será muy difícil, porque se debe pensar con cuál didáctica se podrá erradicar este mal.

Por el momento el nombramiento de Liga Pro del abogado Gabriel Drouet López como Director de Integridad y Antipiratería, quien tiene experiencia por haber sido asesor legal e investigador criminal del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, ha sido un acierto.

Altas expectativas por sus gestiones. Su éxito dependerá de si la dirigencia de fútbol de nuestro país es capaz de unirse por la causa. Por eso me pregunto: ¿es oportuno este pulseo para transitar por las sombras del poder?; ¿no es suficiente este grave problema de la piratería como para armar otro tinglado?

La responsabilidad ulterior es exclusiva de ustedes, señores dirigentes. En sus hombros recae el destino del fútbol nacional. Nosotros los periodistas, desde nuestro balcón, seremos los fiscales. Los jueces son las grande s mayorías, quienes serán los que evaluarán vuestras actuaciones. (O)