Finalizaba la década de los años noventa y una de las mayores debacles económicas del Ecuador –relacionada con bancos, banca y banqueros– empujaba a más de dos millones de ecuatorianos al ostracismo, el destierro, la migración forzada en búsqueda de alternativas de supervivencia.

Esa –la migración– ha sido la válvula de escape cuando la presión social empieza a acosar las estructuras del statu quo. Y esos –los migrantes– son el sostén de economías en quiebre gracias a su inmolación, la desintegración de sus familias y el olvido de la patria que no solo los vio nacer, sino que los descuidó a ellos y sus hijos.

Así, la presión social mengua y aleja la violencia que la inequidad extrema germina cuando las respuestas son nulas.

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En temas de migración he estado vinculado desde el periodismo. Fue en aquella época de crisis y dolor cuando EL UNIVERSO tomó la delantera posicionando el tema en su agenda de manera permanente: los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, que tumbaron el ícono del capitalismo salvaje en el corazón de Nueva York, mostraron con mayor claridad la situación de los ecuatorianos en la Gran Manzana, aquel repositorio del “sueño –pesadilla– americano” al que se aferran cientos de miles de excluidos y desplazados. Y a partir de ese hecho, se instaló una sección permanente que miraría a la emigración y la inmigración como un tema de sostén humano.

La inoperancia de este Gobierno en la administración de lo público no es un secreto. Es más, la provocan.

Creíamos que aquella era una historia distante y superada, pero nuevamente la tragedia en la migración se toma la agenda de debate público que ya bastante tiene con la situación de pobreza, desempleo, inseguridad y desesperanza: espacios noticiosos que a diario recuentan la peor parte de la migración irregular desde el Austro.


El 11 de noviembre anterior, cinco migrantes ecuatorianos fallecen en un volcamiento registrado Coahuila, México. Cuatro días antes, dos ecuatorianos fallecieron en Oaxaca en similares circunstancias: un hombre de 45 años y su hija de 14. Siete muertes en cuatro días; para muestra un botón, ¡los demás a la camisa!

Estas noticias de tragedia, y la propia tragedia que reviste la migración forzada por la situación económica, evidencian además la ausencia de política pública en temas sociales desde el Gobierno del Encuentro, el mismo que anunciaba más Ecuador en el mundo y lo que resultaba es la reactivación de las rutas de migración ilegal. Y anunciaba también más mundo en el Ecuador y lo que tenemos son pedidos de organismos de derechos humanos para atender la trama del tejido social en el país.

La inoperancia de este Gobierno en la administración de lo público no es un secreto. Es más, la provocan. Para muestra, otro botón: un sistema público de salud sin medicinas y al menos 60 millones de dólares menos en el área de la educación para el 2023. Ausencia evidente del Estado en el tema de vialidad e interconexión. Mayor inversión solo en organismos de represión.

El fomento del arte, cultura y deporte olvidado en las esferas de Gobierno. Un cuadro neoliberal que le apuesta a la mínima responsabilidad estatal en la gestión de lo público.

Razones no solo para migrar, sino para no regresar. (O)