Esta semana fuimos espectadores de masacres en la Penitenciaría del Litoral, incendio de buses por antisociales, con pasajeros dentro que lograron salir; asaltos a los vehículos. Un almacén de electrodomésticos fue asaltado y los autores incendiaron una moto afuera del negocio; los delincuentes lanzaron un explosivo que no detonó. Corrió el rumor sobre posibles saqueos a las urbanizaciones de la av. Samborondón. Todo ocurrió mientras las autoridades discutían cómo retomar el control de las cárceles.

Vergüenza de candidatos

Las Fuerzas Armadas lo lograron luego de tres días, con un saldo de muertes y cuerpos desmembrados que mantienen en estupor a la población, luego de los asesinatos del alcalde de Manta, Agustín Intriago, y una deportista que estaba junto a él en ese momento; y, antes, por la muerte de un candidato a asambleísta en Esmeraldas. En la Penitenciaría, las tropas del Ejército requisaron más armas de uso militar, un lanzagranadas, explosivos y abundante munición, que aún no entendemos cómo fueron ingresadas. EL UNIVERSO, en nota relacionada a la violencia de la narcodelincuencia, mencionó que el 79 % de los 3.568 asesinados en el primer semestre de 2023 no tenía antecedentes penales.

Síndrome de candidato

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Es el momento de preguntarnos si Ecuador y especialmente ciudades como Esmeraldas, Manta, Machala, Durán y Guayaquil han llegado al nivel de inseguridad de México. Allá, en el 2022 la narcoviolencia atrapó a la población civil por más de una semana. El periodista Marcos González Díaz (BBC News Mundo) sintetizó bajo el título “Ciudadanos como rehenes” el recrudecimiento indiscriminado de la narcoviolencia contra civiles. El país “presenció conmocionado el caos incontrolable causado por el crimen organizado en diferentes estados del país”. No solo dentro de prisiones, sino ciudades enteras en las que la población civil fue el principal blanco. El periodista advirtió mayor frecuencia en que la población civil padeció, con los incendios de negocios con gente dentro, así como la quema de camiones (buses). Lo inédito es que los numerosos episodios violentos se registraran en poquísimo tiempo, sembrando terror en diferentes estados del país. Allá, según las autoridades de seguridad, hubo “un propósito de propaganda criminal para buscar generar psicosis social”. Los narcos usan la violencia a manera de publicidad. Saben que el ataque contra los civiles impacta más y por ello crean un auténtico escenario de caos y descontrol cuando se sienten amenazados en sus intereses o contra sus líderes… “si les dejan en paz, ellos no harán nada, de lo contrario todos sufrimos”. López Obrador comentó que los criminales quisieron mostrarse fuertes con sus ataques (a la población), debido al “debilitamiento” logrado con su plan de seguridad denominado “Abrazos, no balazos”.

Aquí, los aspirantes presidenciales conocen del peligro que nos envuelve y lo que esperamos de ellos: liberénnos de la narcodelincuencia con lucidez, decisión y valentía. Presenten un plan coherente avalado por expertos y con apoyo en organismos internacionales y gobiernos amigos con experiencia. ¡Intenten un discurso creíble! (O)