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Vio cómo su hogar, esa selva inhóspita en la que nació y en la que clanes rivales de la etnia huaorani se enfrentaban hasta la muerte, se fue transformando en un sitio donde convergen la explotación petrolera y nuevas formas de ver al mundo, a la naturaleza y la vida con la llegada de los cowori (los “de afuera”, en huao terero, el idioma ancestral de esta nacionalidad), lo que trajo consigo más conflictos a la zona.
La organización Huangana Colectiva de Mujeres Amazónicas de Pastaza informó que falleció ayer sábado en la vivienda de uno de sus cuatro hijos; su cuerpo fue trasladado a Toñampari donde será sepultada.