Tía llegó a Ecuador en 1960 con una propuesta innovadora de compra. Anteriormente las exhibiciones se realizaban en vitrinas cerradas y únicamente se podía tocar los productos al comprarlos. En Tía, además de recibir cálidamente a los clientes, los artículos estaban en perchas abiertas, podían verlos, tocarlos y posteriormente decidir si adquirirlos o no. Esto creó de inmediato una conexión de cercanía con las familias ecuatorianas, reflejando la misma esencia que le ha permitido a la empresa desarrollar una trayectoria de más de 60 años en el país.