En el marco del 79.° periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU se desarrolló en Nueva York la Cumbre del Futuro (22-23 sept.), congregando a 193 jefes de Estado, quienes acordaron por consenso el Pacto del Futuro.
Frente a las crisis globales y el lento avance en conseguir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, el Pacto recoge acciones en cinco ámbitos: Desarrollo sostenible (1-12); Paz y seguridad ciudadana (13-27); Ciencia, tecnología e innovación y cooperación digital (28-33); Juventud y generaciones futuras (34-37); y Transformación de la gobernanza global (38-56). Incluye dos anexos.
Durante la Cumbre y más allá del Pacto fue evidente el latente desencanto de los Estados miembros con los organismos internacionales. De allí que el secretario general de la ONU, A. Guterres, pidiera “recuperar el multilateralismo del abismo” en un mundo descarrilado. J. M. Salazar X., secretario de la Cepal, calificó al Pacto como un gran paso “para reformar un sistema multilateral diseñado hace más de 70 años”. Empero, la reunión no pudo exorcizar los demonios presidencialistas, populistas y polarizados del s. XXI.
Mientras el mandatario Daniel Noboa pidió unirse para “atacar las nuevas amenazas globales que erosionan la democracia y el Estado de derecho”, el argentino J. Milei se desvinculó del Pacto (igual Rusia, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte, Bielorrusia, Irán, Haití, Siria, etc.), señalando que el rumbo de la ONU, “leviatán de múltiples tentáculos” y “gobierno supranacional”, es trágico. Milei cuestionó a los organismos de crédito internacional y al Foro de Davos por sus “políticas ridículas con anteojeras maltusianas” y defendió una Agenda de la Libertad.
El chileno G. Boric objetó los dobles estándares en derechos humanos y en lo ateniente a la lucha entre Hamás e Israel, expresó: “No tenemos por qué elegir entre barbaries”. El colombiano G. Petro aseguró que “la oligarquía global lleva a la humanidad a su propia extinción” y Lula da Silva pidió reformas al Consejo de Seguridad por la nueva geopolítica mundial. J. Biden advirtió de una guerra escalada en Oriente Medio, y B. Netanyahu sostuvo: “No hay ningún lugar en Irán que no pueda alcanzar el brazo largo de Israel”.
Si bien para algunos el Pacto del Futuro repararía el mundo; para otros contiene mínimos denominadores comunes; y para unos más, es decepcionante. En los días posteriores, el ministro israelí, I. Katz, declaró persona non grata al secretario Guterres por no condenar duramente el ataque iraní. El régimen de Maduro espetó a Colombia que Venezuela “no es un asunto que le incumba”; y los presidentes J. Milei y N. Bukele sellaron sus propios pactos. Un columnista en The Wall Street Journal preguntaba si Europa era ingobernable y National Geographic publicó como portada una foto de inmigrantes, titulada “The new Europeans”.
Así las cosas, la Cumbre habrá sido en vano si el Pacto del Futuro no se traduce en políticas nacionales consensuadas y de largo alcance al 2030. Tarea improbable, pero posible con voluntad, firmeza y perseverancia. ¡Vamos, Ecuador! (O)