Las ideas son fuerzas invisibles que moldean la historia. No tienen vida propia, pero viven en la mente de quienes las defienden, las transforman o las desafían. Algunas duran siglos, otras apenas unos años. Pero todas compiten, evolucionan y buscan prevalecer.

¿Qué es una idea? Es una construcción mental con el poder de inspirar, de organizar sociedades, de dar sentido a la realidad. Las ideas pueden volver exitosas o fracasadas las estrategias empresariales, levantar imperios o derribarlos, unir naciones o enfrentarlas. No necesitan ser ciertas para ser influyentes, basta con que suficientes personas crean en ellas para que se conviertan en fuerzas poderosas que guían las decisiones y conductas humanas

Consenso

Después de la Segunda Guerra Mundial, la humanidad apostó con fuerza por una idea: la cooperación global. La tragedia del conflicto hizo que las naciones buscaran el diálogo en lugar de la guerra, la diplomacia en lugar de la imposición, las instituciones en lugar del caos. De esta forma nacieron la Organización de las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras organizaciones diseñadas para garantizar la paz y la estabilidad. Era un modelo basado en reglas comunes y en la noción de que ningún país podía avanzar solo.

Durante décadas, esa idea moldeó la política y la economía mundial. Pero hoy enfrenta un desafío. Líderes fuertes afirman que el mundo no debe ser gobernado por organismos supranacionales, sino por Estados que recuperen su autonomía. Consideran que las instituciones globales han perdido efectividad, que han favorecido a unos más que a otros, que ya no representan los intereses de todos y que incluso se han convertido en agencias globales de determinadas ideas. En el fondo, lo que está en cuestionamiento no es solo el sistema, sino su capacidad real para resolver los problemas del mundo.

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El péndulo de la historia se mueve. La idea de un orden global basado en la cooperación sigue viva, pero está en disputa. En su lugar, resurge otra propuesta: la de un mundo donde los Estados protegen sus ideas y negocian directamente, sin intermediarios, sin someterse a estructuras globales.

Quizás deberíamos juzgar menos y contemplar más los acontecimientos y hacer análisis más profundos. La guerra entre Ucrania y Rusia, así como la reciente llamada “Guerra de Aranceles” (entre Estados Unidos y varios países como China), entre otros hechos, reflejan un compromiso de Estados Unidos con sus aliados, el peso del nacionalismo en la política exterior y la redefinición de las relaciones de poder en el mundo. Entender que no se trata solo de quién tiene razón, sino de cómo las ideas que hoy se enfrentan definirán el futuro.

Aranceles: la historia continúa

No es la primera vez que las grandes ideas compiten por definir el rumbo de la humanidad. Y como siempre, una de ellas prevalecerá.

¿Será la continuidad de un mundo basado en la cooperación y las instituciones?, ¿o veremos el regreso de Estados fuertes que deciden su destino sin depender de acuerdos globales?

Esas son las grandes preguntas de nuestro tiempo. (O)