En el discurso de siete minutos de posesión, el 23 de noviembre del 2023, el presidente Noboa evidenció su espíritu de no confrontación. Fuera de colocar a distancia a la vicepresidenta Verónica Abad, enviándola a Tel Aviv, para nada parecía confrontacional.

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Con el paso de los días se fueron dando cambios en espacios de poder, en que por lo menos se actuaba con debilidad y temor ante la delincuencia organizada, y quizás ya se era dependiente de esta. Lo más destacado viene siendo la valiente y patriótica actuación de la fiscal general, Diana Salazar, en el caso Metástasis, haciendo la similitud con lo que significa la expansión de metástasis en el cáncer. Le cortó la cabeza a la estructura judicial al servicio de la narcodelincuencia, que fue posible por el patrocinio político que recibía, que así sintió que el padrinazgo político de nada servía ante actuaciones honestas y decididas de quienes actúan sin miedo.

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La reacción fue el desborde de la delincuencia organizada, no solo en el control de los centros de privación de libertad, sino con múltiples prácticas de terrorismo, como lo ha evidenciado el Gobierno, que está calificando la situación como de guerra interna. Refiriéndose a su actual actitud, Noboa enfatizó: “Hay que tener huevos grandes, de avestruz; no de cartón”.

La frase me llevó a recordar una del doctor Carlos Vaquero, cirujano español de prestigio, catedrático e investigador, muy citada por los cirujanos, en cuanto a que en cirugía debe tenerse “ojos de águila, corazón de león y manos de mujer”.

En lo posible, no es recomendable publicitar intenciones sin manejar mayor información sobre posibilidad de ejecutarlas.

¿Por qué “ojo de águila”?, porque hay que considerar el universo en que deba actuarse, antecedentes, diagnóstico, riesgos, pronóstico y hacerlo oportunamente. El caso Metástasis lo evidencia, pueden multiplicarse los presos –y aun aplicarse “ley de fuga”–, pero de no evidenciarse y sancionarse los padrinazgos, más terroristas irán apareciendo.

“Corazón de león”, para que haya firmeza con convicción.

“Manos de mujer”, para cortar lo que se deba, con el menor riesgo, no como carnicero, ni aprovechándose para intenciones que no se transparenten.

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En lo posible, no es recomendable publicitar intenciones sin manejar mayor información sobre la posibilidad de ejecutarlas. Un caso es el de los privados de la libertad de nacionalidad extranjera; la intención es que vayan al país del que son nacionales. Coincido con esa intención, pero los instrumentos internacionales señalan cómo proceder, que no es solo colocarlos en la frontera.

La serenidad para no caer en el “pico a pico” es esencial. Confrontar a conciencia, cuando se deba, sin agravios –difícil es que no haya frases “picosas”, pero estas no necesariamente deben ser expresión de burla o desprecio–. Esa serenidad no debe alimentar impunidad ni encubrimiento, bajo el supuesto “como no es conmigo, no me meto”.

Intereses y conveniencias muchas veces estarán en contradicción, y en ese universo se van a dar sofismas. Quienes ejercen en espacios de poder deben tenerlo claro. –Si alguien se levanta de su asiento, ¿podrá ver mejor?, quizás sí; pero si todos se ponen de pie, difícil será que alguien pueda ver mejor–. (O)