El domingo, los candidatos a la Presidencia, Daniel Noboa y Luisa González, participaron en el debate realizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que tuvo diferentes opiniones sobre su formato y el desempeño de los participantes.

Nuestros columnistas vieron el debate y dan su opinión sobre lo que dijeron Noboa y González, quienes prometieron planes y soluciones para paliar la crisis que vive el país en seguridad, economía y seguridad social. Sin embargo, su factibilidad en un gobierno de transición está en análisis.

Gustavo Cortez Galecio, periodista y analista

“El choque de estilos entró más claramente a la contienda electoral tras el debate de este 1 de octubre: eres afín a la calma y pausa con la que explica sus propuestas Daniel Noboa, o al discurso impostado y fuerte que trató de mostrar Luisa González, con tono y forma política más tradicional. El votante, especialmente el indeciso, sin duda lo tomará en cuenta.

Iván Carmigniani y Vinicio Alvarado, los ‘cerebros’ detrás de las campañas presidenciales de Daniel Noboa y Luisa González

En ese contexto, la tabla de consumo de drogas aplicada desde el correísmo se puso en el centro de la discusión con un Noboa que insistía en lo dañina que es, sobre todo en los niños; y una González que no se atrevía a defenderla del todo, pero tampoco la rechazó porque fue creada con enfoque internacional y para adultos.

La dolarización fue otro tema incómodo: Noboa se le fue encima por la satanización de la dolarización reiterativa que se dio en el Grupo de Puebla, con Rafael Correa presente, y ella se defendió medianamente recordando un acercamiento del entonces asambleísta Noboa con Rusia.

En fin, tanto el tranquilo como la declamadora nos quedaron debiendo en sus mensajes de fondo, y más aún en respuestas puntuales a las preguntas que mutuamente se hicieron, a ratos como tomándose la lección”.

María Fernanda Cobo M, analista

En un debate político electoral, el mayor riesgo es la demagogia y el doble discurso; un riesgo que se profundiza cuando ninguno de los candidatos hace una propuesta seria y creíble para un periodo corto de transición. Sin embargo, frente a la urgencia por la que atraviesa el país, es necesario identificar las propuestas en que los dos candidatos coinciden y que tendrían mayor posibilidad de ser accionables. En el eje de seguridad, la militarización de las fronteras, puertos y aeropuertos como reacción inmediata al crimen organizado. En el eje económico, el uso de las reservas internacionales focalizadas para financiar programas sociales urgentes. En materia productiva, el impulso de una minería regular y ordenada, focalizada en la lucha contra la minería ilegal como herramienta de narcolavado. Y en el eje social, los dos candidatos coinciden en tres frentes importantes: 1) devolver la liquidez al IESS, 2) garantizar el acceso a la universidad pública, y 3) focalizar esfuerzos en promover la salud mental de la juventud.

¿Por qué fueron mencionados en el debate presidencial Rafael Correa, Bernardo Manzano, José Serrano, Guillermo Lasso y Fernando Villavicencio?

Propuestas factibles, que podrían ejecutarse durante los próximos 17 meses de gobierno, sin importar qué candidato resulte ganador en las próximas elecciones anticipadas”.

Pablo Lucio Paredes, analista de economía

“Un debate que difícilmente cumplirá su rol de atraer a un bando u otro a los indecisos. No hubo propuestas fuertes ni muy desarrolladas (aunque más claras por el lado de Noboa). Ni tampoco momentos de emoción. El formato mismo impide lo uno y lo otro.

Por el lado de Daniel Noboa, su insistencia en que hay temas que tienen un lado técnico aunque su trasfondo sea político. Sin duda y es importante su planteamiento de que tomarse la reserva internacional es un plan Z, y que el plan A tiene cosas concretas: consulta popular, leyes urgentes cada mes al inicio, eliminar ISD, bajar costos de electricidad y combustibles (aunque es más difícil de lo que se dice), refinar petróleo en Ecuador o cerca, bajar el impuesto a la renta de las empresas con base en el cumplimiento de objetivos laborales y quizás algo que no se ha resaltado pero es muy importante, como es atraer banca internacional para poner en competencia a la local.

Por el lado de Luisa Gonzalez, el hecho de que hay que tomar decisiones políticas, lo cual es cierto, pero al mismo tiempo peligroso, como el tomarse 2.500 millones de las reservas y subir otra vez el ISD. Quizás tiene más claro los costos de la lucha contra la inseguridad y el fenómeno de El Niño.

Quizás los electores también leerán, cada uno a su manera, el “lenguaje corporal” que tuvieron los candidatos”.

¿Cuándo se creó la tabla de drogas en Ecuador y cuántas veces se ha propuesto su eliminación? En el debate presidencial, Daniel Noboa la cuestionó y Luisa González la defendió

Saudia Levoyer, analista

“Los candidatos propusieron algunas ideas, como era de esperarse. Sin embargo, estas no alcanzaron para mirar su viabilidad, especialmente en el gobierno tan corto que tendrá que afrontar quien resulte ganador.

Una que vale señalar del candidato Noboa es cómo partió de la idea de que una de las causas de los problemas sociales y de seguridad del país está en la tabla de consumo de drogas. Aunque no dijo qué hará frente a esa tabla, sí mencionó cómo establecerá el control del narcotráfico en carreteras y en los puertos, y adelantó cómo anclará esto en materia política a través de la consulta popular, donde planteará dos preguntas para facilitar la ejecución de esa iniciativa.

Una propuesta menos concreta fue cómo luchará contra la corrupción para que el país no pierda esos 3.000 millones o 5.000 millones por corrupción, dinero que consideró importante para los programas sociales.

Luisa González estuvo más enfocada en tratar de alejarse de la línea de campaña que había mantenido y que era la experiencia del gobierno de Correa. Eso lo marcó desde la hoja de vida que se presentó al inicio del debate. En esa medida, volvió a repetir que no desdolarizará la economía y trató de presentarlo como un tema superado, como un cierre definitivo. Algo similar trató de hacer con la tabla de consumo de drogas al enfocarlo como un tema de salud pública, evitando ligarlo a cualquier otro aspecto. Quiso mostrar solvencia en algunos temas, pero no queda claro cómo logrará, por ejemplo, una unidad del país, más allá de los llamados que hizo en ese sentido. No se sabe cómo, por ejemplo, afrontaría un diálogo amplio”.

Manuel Macías Balda, politólogo

“El debate presidencial de la segunda vuelta no tuvo grandes sorpresas ni momentos memorables. En el marco de una corrección política que cualquier extranjero que la viese pensaría que la política ecuatoriana es altamente civilizada y pacífica, ambos candidatos se aprendieron la lección, las cifras y presentaron sus propuestas de la forma más sofisticada posible. Por momentos parecía un concurso de quién es el más inteligente y tiene mejor conocimiento —o memoria— acerca de estadísticas de la realidad nacional. Esto es algo destacable, ya que ha obligado a los candidatos a tener una mejor preparación; sin embargo, me parece que el formato del debate lo vuelve un ejercicio muy tecnocrático y memorístico, y quizás no permite incomodarlos y ver la esencia política de los candidatos y sus intereses políticos más estratégicos.

Con relación a la candidata Luisa González, puedo destacar que estuvo mucho mejor que en el primer debate presidencial. Más auténtica, sin un libreto tan artificial como la vez pasada. En este sentido, se sintió que su desempeño fue mejor. Hizo buenas preguntas en general y también respondió bien, con pocas evasiones. En cuanto al candidato Daniel Noboa, creo que su desempeño fue muy parecido al de la vez pasada: parco, poco carismático, con conocimiento técnico de ciertos asuntos, pero se notó como estancado y quizás no llenó las expectativas que generó con su actuación en el debate anterior. Me pareció que desperdició varias de sus preguntas y sus respuestas no fueron nada contundentes. Al final, me parece que el debate no tendrá un gran impacto en el electorado”.

Miguel Molina Díaz, catedrático y director de la Escuela de Derecho de la UIDE

“El debate entre los presidenciables que pasaron a la segunda vuelta nos dejó la certidumbre de que el país atraviesa una crónica crisis política: carecemos trágicamente de partidos serios, democráticos, capaces de formar cuadros y construir un proyecto político en el tiempo. ¿Por qué pienso que el correísmo no lo es? Porque no es una organización política con estructura ideológica, sino la tarima de un caudillo autoritario que escoge sus candidatos a dedo, que son incapaces de criticar sus excesos, de reinventarse, de cuestionar a las asesinas dictaduras de Maduro, Ortega y Díaz-Canel. Luisa González es la carta de esa organización, mas no su líder. Y sus respuestas aprendidas en el debate lo demuestran.

Historia aparte fue Daniel Noboa, quien acudió al debate confiado y sin sagacidad. Anteriormente su poca visibilidad jugó a su favor. Ahora no contaba con el factor sorpresa; debía demostrar solvencia intelectual y política, conocimiento del Estado y sus problemas más allá de unas pocas cifras, anticiparse a los ataques y cuestionar a su rival con memoria histórica. No fue capaz. Evidenció su desconocimiento, por ejemplo, aferrándose a la tabla de consumo sin entenderla. Inexperto y sin condumio, nos sacó a la luz que es una tragedia para el Ecuador tener que elegir siempre entre malas opciones”.

Gilda Macías Carmigniani, analista

“Si alguien esperaba un debate presidencial al estilo Febres Cordero-Borja, debe haber quedado decepcionado, porque quedó claro que Daniel Noboa y Luisa González lograron contenerse para evitar confrontaciones y la clásica disputa entre correísmo y anticorreísmo, que parece ahuyentar a los jóvenes, factor numérico clave en las elecciones de octubre 15. Desde esta perspectiva, no podríamos concluir que hubo ganadores y perdedores, o que el debate generará una gran migración de votos hacia uno u otra. Los dos candidatos tuvieron sus puntos altos y bajos.

Hubo momentos, sin embargo, de una especie de disparos verbales recíprocos en ciertos temas, tales como el índice de precios del petróleo, uso de reservas internacionales, rol de exministros, viajes en avión presidencial, refinerías y plan de vivienda, guerra entre Rusia y Ucrania, relación con dictaduras latinoamericanas, etc. En este sentido, Luisa aclaró que la candidata a la Presidencia era ella, no el expresidente Correa, a propósito de la reciente declaración del Grupo de Puebla que defiende la desdolarización de la economía.

Habiendo revisado previamente los planes de gobierno de ambos candidatos, considero que los dos se atuvieron a los objetivos, programas y acciones expuestos en los textos presentados y aprobados por el CNE. Bajo esa mirada, las propuestas fueron realistas y no tanto demagógicas. Pero está claro que en 17 meses de gobierno será muy difícil cumplir con todo lo ofrecido, menos aún considerando la geopolítica mundial, el contexto regional, los conflictos institucionales internos y el rol de la Asamblea”.

Julio César Roca De Castro, analista

“Ambos candidatos promocionaron la creación de empleo, y él habló del digno. Importante declaración considerando que las empresas del padre tercerizaban el trabajo antes de que la Asamblea Constituyente lo prohibiera. Y es que no basta crear empleo: este debe alcanzar a satisfacer las necesidades familiares. El candidato dijo que hay que eliminar impuestos, y ella que había que reducir las exenciones tributarias, las que, sabemos, en 2021 fueron de $ 6.637 millones. La candidata mencionó que hay que controlar la evasión de pago de impuestos. Según Cepal, en América Latina tal evasión alcanza más de $ 7.000 millones. Ninguno de los candidatos aludió a la deuda tributaria, que a julio de 2023 ascendía a $ 1.984 millones, de parte de 500 personas naturales y jurídicas.

La candidata puso el dedo en la llaga al acusar al Gobierno actual de dejar crecer al crimen organizado. Como expresó, es necesario controlar las cárceles. En cuanto a la minería, ninguno de los dos recordó el irrespeto a las leyes mineras en los últimos años, ni la falta de consulta a las comunidades para la explotación, como ella ofrece ahora.

El candidato abogó por la eliminación de los cursos preuniversitarios, porque asistir a estos vuelve vulnerable la seguridad de los jóvenes, lo que supone que cree que cuando ingresan a la universidad ya no tienen ese riesgo. Censuró la expedición de la tabla de mínima tolerancia al consumo de drogas, y ella replicó finalmente que se trata de un problema de salud pública. Ambos juraron atender la situación crítica del IESS. ¡Veremos! El pueblo tiene la palabra”.

Alfonso Reece Dousdebés, analista

“El debate electoral de anoche, entre los candidatos presidenciales finalistas, fue echado a perder por un formato que encorsetaba a los dos contendientes en un esquema poco participativo. Es decir, no fue un debate, que debe ser una “discusión de opiniones contrapuestas”, sino una especie de examen que les tomaron a los candidatos a ver qué conocían sobre diversos temas y así evaluar si han estudiado la lección. Los organizadores lograron lo imposible: hacer de esta polémica, tan crucial para la vida del país, una doble recitación aburrida, que me hizo bostezar y me tuvo a punto de desertar de la audiencia. Las preguntas eran difíciles; responder adecuadamente a algunas de ellas habría requerido explicaciones técnicas, de poco interés para el gran público. En el debate previo a la primera vuelta electoral estas características fueron menos notables, pues la ocasión estuvo dominada por el atroz impacto del asesinato de Fernando Villavicencio, presente en su lúgubre atril vacío.

El denso certamen de ayer se realizó al mismo tiempo que el debate entre los candidatos presidenciales argentinos. Valió la pena ver este en diferido para poder comparar qué es un debate con un test de conocimientos. En el evento del país austral se confrontaron posiciones y los participantes pudieron demostrar su capacidad de resolver la circunstancia. Hubo discusión y enfrentamiento, pero estos antagonismos se mostraron sin que el encuentro se vuelva caótico.

Anoche la candidata de Correa no quiso recaer en la pobreza de su primera presentación, en la que se limitó a repetir “Ya lo hicimos”. Esta vez llegó bien preparada con nociones de los temas que se toparon. Expuso posibles soluciones y mencionó obras que realizaría de llegar a la Presidencia, pero, como la rígida estructura del foro no lo permitía, ni la conductora ni su adversario pudieron pedirle precisiones sobre su planes y proyectos que tendrían que ser ejecutados en solo dieciocho meses y con el fisco en inanición. En cambio, Daniel Noboa se encastilló en unos pocos temas, especialmente relacionados con salud, con un curioso énfasis en la tabla de consumo de drogas. Pero, como las condiciones de la reunión no lo facilitaban, no se pudo sacarlo de su enroque. En definitiva, ver a los candidatos nos dejó sabor a muy poco. A pesar del férreo libreto, la sobria labor de la moderadora Ruth del Salto fue destacable, especialmente en el último tramo del programa, en el que, justamente, podía salir del enrejado al que estuvieron sometidos los participantes.

León Roldós, exvicepresidente de la República

“Sobre el debate:

- Se quedó por debajo de las expectativas.

- El cómo van a cumplir sus ofertas electorales fue lo ausente en el debate.

- Los dos candidatos privilegiaron decir lo que los votantes ecuatorianos quieren escuchar, cuales fueron sus palabras sobre dolarización, activación de la economía y seguridad social.

- Fue notable que faltó espontaneidad e intentaron ajustarse al libreto de quien(es) los prepararon y asesoraron para el debate.

- Creer en lo expresado en el debate o lo expresado en otros escenarios, por los candidatos y sus entornos, se mantiene como la gran duda, que en dos semanas deben intentar superar los candidatos”.

Raúl Hidalgo Zambrano, analista de temas de seguridad

“Propuestas realistas y factibles: coinciden en algunas propuestas sobre economía, seguridad, sociales (casi todas) y políticas. Específicas: economía, Noboa (N): mejorar la distribución eléctrica y combustibles, repotenciar las refinerías y quitar el ISD; González (G): aumentar la producción petrolera. Seguridad, N: plan Fénix para militarizar las fronteras, una agencia de inteligencia nacional, clasificar como amenaza a los narcoterroristas y cárceles alejadas; G: plan resurgir de paz y seguridad, equipar a la Policía, retomar el control de las cárceles, crear un ministerio y agencia de regulación y comprar el oro. Política, N: agilizar a FF. AA. contra el terrorismo, pagar la deuda al IESS y no colocar bonos del Estado, subir la pensión a un salario mínimo vital; G: aumentar la cantidad de aportantes al IESS, inversión pública.

Demagógicas: economía, N: dragado activo de canales y vivienda en el terreno de la fallida refinería del Pacífico. G: fortalecer la dolarización (contario a la Revolución Ciudadana y grupo de Puebla). Seguridad, N: eliminar la tabla de consumo de drogas; G: comisión para que investigue el asesinato de Fernando Villavicencio y conversar con los EE. UU., Unión Europea... Social, G: contratar 2.000 médicos para la salud mental y 20.000 para todos los hospitales como Pedernales, El Carmen… Política, N: gobernar entre acuerdos con la Asamblea, consulta popular sobre un sistema judicial contra criminales y corruptos, enviar cada 30 días leyes económicas; G: que las relaciones con Cuba, Nicaragua y Venezuela serán igual que con los países de la ONU”.

Katia Murrieta, analista

“Siendo el debate tan importante en la coyuntura electoral, que hubiese podido inclinar la balanza hacia uno u otro candidato, tomando en consideración que hay más de 5 millones de indecisos, las preguntas fueron demasiado ambiciosas. No es posible responder, aportando una solución, con el correspondiente cómo, en apenas uno o dos minutos, a problemas tan graves, muchos de ellos endémicos, que soporta el país. Es improbable desarrollar un plan en 17 meses para lo que no se ha hecho en décadas.

Uno de ellos, el de la seguridad social. Habiendo una deuda del Estado del 40 % a los fondos del IESS, es poco factible hacer realidad una mejora de pensión jubilar. Además, es necesario analizar los réditos que debe obtener el Biess y la cantidad de activos improductivos que posee. Habría que comenzar por poner la casa en orden. Y esto no fue recordado por los candidatos.

Otro, el relativo a la drogadicción y al microtráfico, la tabla de consumo mínimo de drogas que permite al microtraficante sostener que las sustancias que porta son para su consumo, hace que estos no puedan ser acusados como tales, y, en el caso de que se la suprima, se estaría dejando en indefensión a los verdaderos consumidores. Tema de largo alcance que no pudo ser profundizado”.

Adrián Pérez Salazar, abogado

“El debate dejó muchísimo que desear. Las respuestas de ambos candidatos fueron robóticas, monótonas y no transmitieron sinceridad. A diferencia del primer debate, el cual fue decisivo en primera vuelta, dudo que este haya alterado el tablero electoral. Respecto a las propuestas concretas de los candidatos, la mayoría son incumplibles dentro del año y medio de gobierno que tendrán.

Las más factibles por el lado de Daniel Noboa son la eliminación de la “bendita tabla” de consumo, el alza de las pensiones de jubilación y la creación de un bono complementario para mujeres embarazadas. Por el lado de Luisa Gonzales, la “inyección” de los fondos de reserva es definitivamente factible dentro de este periodo de tiempo, aunque es una medida sumamente cuestionable.

Las demás propuestas de los candidatos, como mejorar los equipos de la Policía, la militarización de las cárceles, generar empleo y reformar el sistema de educación, serán difíciles de cumplir durante su corto mandato, pues estas van a requerir de compleja coordinación, grandes inversiones e incluso importantes reformas legales para ser implementadas. Más realista es creer que estas propuestas podrían cumplirse únicamente si el ganador consigue ser reelecto”.

Miguel Hernández Terán, constitucionalista

“En términos generales, las propuestas de los candidatos fueron bastante optimistas: fortalecer la economía, inyectar recursos a diversas actividades, crear empleo, combatir la corrupción, etc. El denominador común fue el optimismo, pero ambos fueron débiles en las concreciones, en la definición sobre cómo lograr sus objetivos. Contrario a los pronósticos, me parece que la dialéctica de la candidata González fue mejor. El candidato Noboa no lució la mejor preparación. No sabemos quién ganará. El panorama es duro. Pero todavía hay tela que cortar. La propuesta de Luisa González de abastecer en tres meses los hospitales del IESS es irrealizable en términos prácticos. La propuesta de Noboa de eliminar la tabla de las drogas careció de sustento convincente. Esperemos, por el bien del Ecuador, que gane el mejor”.

Alberto Molina Flores, analista de temas de seguridad

“El debate obligatorio entre los dos candidatos que calificaron para el balotaje giró sobre cuatro ejes: económico, seguridad, política y social. Los candidatos Daniel Noboa y Luisa González, siguiendo el formato establecido, considerando el poco tiempo para las respuestas, muchas veces respondieron con lugares comunes o generalidades: “Aumentar la producción petrolera”, “Respetar el medioambiente”, “Generar empleo”, “Combatir el narcotráfico y a las mafias”, “Combatir la desnutrición infantil”, “Reactivar la economía”, “Fortalecer la institucionalidad”, “Garantizar las pensiones jubilares”, etc.

Sin embargo, hay planteamientos rescatables, realistas y que esperamos se cumplan en el alrededor de año y medio de gestión. Daniel Noboa hizo planteamientos para reducir el déficit fiscal, aumentar la producción petrolera, sobre cómo resolver la crisis del IESS, a través del envío de leyes urgentes a la Asamblea y convocar a una consulta en los primeros 100 días de su eventual gobierno. El candidato Noboa se vio más auténtico en sus planteamientos.

Luisa González, en la mayoría de sus respuestas, daba la impresión de que obedecía a un formato; en muchas de las ocasiones eludió las respuestas e incluso en las réplicas, entre otras, de cómo sería su relación con los Gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua”.

Giovanni Carrión Cevallos, analista

“El debate presidencial efectuado entre los candidatos Luisa González y Daniel Noboa, que concitó enorme expectativa en la población en torno a este espacio de discusión pública, para conocer las propuestas programáticas de quienes aspiran a llegar al Palacio de Carondelet, estuvo lejos de cumplir el papel de un debate productivo, esto por la propia estructura del programa y el contenido de las respuestas.

En los ejes temáticos: económico, seguridad, social y político, lo que predominó, en ambas candidaturas, fueron las generalidades, sin mayores explicaciones del cómo concretar las propuestas y más, en un Gobierno transitorio, que apenas estará 17 meses en el poder.

Así, por ejemplo, para alcanzar el equilibrio en las finanzas públicas, no se mencionaron las opciones frente a la caída en el precio del crudo y la disminución en el volumen de producción. Tampoco se clarificó qué hacer frente a la contracción de los ingresos tributarios. No hubo ni una sílaba sobre el futuro de los subsidios a los combustibles, ni cómo atraer inversión extranjera directa con un riesgo país tan elevado.

En el ámbito de la seguridad, tampoco se evidenció un enfoque integral del problema al mencionarse acciones aisladas, reducidas a la “mano dura” y al uso de tecnología para las acciones de control.

Se vio a Luisa González tratar de desmarcarse de la figura de Rafael Correa y su eventual influencia en el gobierno. No obstante, las dudas crecen cuando en política internacional, por ejemplo, evadió la pregunta frente a condenar abiertamente a Gobiernos de izquierda señalados como violadores de los derechos humanos de su población.

De su parte, Daniel Noboa reivindicó a la salud y educación pública como gratuitas, pero sin precisar presupuestos ni políticas públicas que afiancen esa propuesta. Lo concreto, el llamado a una consulta popular en los primeros 100 días de gobierno”.

José Luis Sampietro Saquicela, analista

“Como resultado del debate presidencial existieron propuestas vacías, las cuales carecen de una aplicación práctica pues no están aterrizadas sobre una línea base real.

Por ejemplo, la candidata González expuso que permitiría que doscientos mil estudiantes accedan a la universidad. Esto es inviable, pues en la gran mayoría de universidades públicas los docentes dan más de las 18 a 20 horas que norma la ley y existen cursos de 60 alumnos o más. Además, la infraestructura física es inadecuada y no es suficiente. Esmeraldas necesita una inversión de cerca de 5 millones de dólares para mejorar la infraestructura de la universidad, por lo que los 60 millones que mencionó pareciesen insuficientes.

En temas de seguridad, su propuesta no reflejó una aplicación inmediata, y la compra de armamento, tecnología y demás no está basada en la realidad del déficit fiscal del país. Además, se debe tener en cuenta que las compras mediante el Sercop no son inmediatas y que la fabricación de esta tecnología toma un rango de tiempo que debe considerarse. El análisis del debate debió basarse en el plan de gobierno cuantitativo, mas no en ideas que no tienen una temporalidad clara”.

Paola Ycaza, analista

González supo capitalizar ágilmente las “cascaritas” que le dejó el candidato Noboa:  desdolarización, tabla de consumo, hospital de Pedernales… en todos los casos hizo falta el “punch line” de Daniel o terminar lo que empezó, una vez González mordía la carnada. En cambio ella sí golpeó en varias ocasiones haciéndolo titubear: el tema Bernardo Manzano, la explotación de la minería vs. el petróleo y su posición frente a la consulta del Yasní, educación superior (González le preguntó dos veces qué carreras, de qué universidades y con qué plata cambiaría la situación de empleo de los jóvenes ecuatorianos).

Además, hubo varias oportunidades desperdiciadas para Noboa: el hecho de que el grupo de Puebla se haya reunido horas antes del debate para hablar de desdolarizar, fue una ocasión perdida para hacer flaquear a la contrincante. Todos los ecuatorianos conocen con certeza que el dólar es de los pocos elementos estables y confiables en esta economía. Era el momento para traer a la mesa los comentarios del candidato a vicepresidente, Andrés Arauz, que le costaron puntos a González en primera vuelta. Creería que en estas dos semanas la brecha entre ambos candidatos se achicará sin que esto llegue a afectar un resultado pre-debate.

(O)