La reflexión filosófica sobre la contemporaneidad global tiene como temas de análisis a acciones humanas conectadas con el uso del agua y del suelo, la investigación científica, la aplicación de la tecnología, la inteligencia artificial, la neurociencia y el aprovechamiento y destrucción de los recursos naturales, entre tantas otras actividades relacionadas con la vida en el planeta. Para quienes sostienen, ligeramente, que lo único importante es hacer y alcanzar los objetivos pragmáticos propuestos, la realidad actual de precariedad sistémica y riesgo de extinción global representa un desmentido colosal a esa posición que defiende el deterioro y edifica un presente y un futuro apocalípticos. El punto de vista moral es consustancial a toda idea, proyecto o acción, porque a través de él analizamos su valor ético desde la perspectiva del mantenimiento de la vida o de la contribución a su destrucción, por supuesto, en el intrincado marco civilizatorio en el cual se despliegan todo tipo de intereses que reflejan una condición humana dibujada tanto por el altruismo como por el egoísmo que no ve ni comprende el todo, sino únicamente objetivos que benefician sus miopes enfoques.

En Ecuador existen una serie de instancias relacionadas con la bioética. Es preciso fortalecer su presencia y potenciar su impacto

Los pueblos organizados de la Tierra así lo comprenden y lo plasman en su organización política mayor, colocando a la reflexión moral en el más alto nivel. La Unesco, Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, es la instancia jurídica conformada por todos los países del planeta cuyos objetivos son fomentar el pensamiento filosófico sobre el quehacer humano para que este construya y no destruya, sostenga y no arrase, restaure y no devaste.

En la Unesco, la filosofía moral analiza a la ciencia y a la tecnología para contribuir con su proyección sostenible. En el nivel de mayor importancia de este sistema institucional encargado de fomentar el debate ético, así como de formular declaraciones universales se encuentra el Comité Internacional de Bioética, CIB, conformado por treinta y seis expertos independientes de otros tantos países del mundo, nombrados para cumplir funciones de seguimiento al progreso de las ciencias de la vida y sus aplicaciones para garantizar el respeto a la dignidad humana y a la libertad.

El CIB fue creado en mil novecientos noventa y tres y es el único foro a nivel mundial para la reflexión profunda en bioética.

Son tareas del CIB promover la reflexión sobre cuestiones éticas y jurídicas que plantea la investigación en ciencias de la vida y sus aplicaciones; fomentar el intercambio de ideas e información a través de la educación; estimular acciones de sensibilización del público en general; cooperar con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales internacionales interesadas en las cuestiones planteadas en este ámbito; y, contribuir a la difusión de los principios establecidos en las declaraciones en el campo de la ética y la vida.

En Ecuador existen una serie de instancias relacionadas con la bioética. Es preciso fortalecer su presencia y potenciar su impacto, conectando aún más sus funciones legalmente definidas con el debate y la institucionalidad global. (O)