Rafael Correa, al solicitar al presidente mexicano, Andrés López Obrador, sanciones contra su propio país, revela su traición sin reservas. Estas declaraciones, llenas de paranoia, han sido ampliamente criticadas por el pueblo ecuatoriano, que defiende con fervor su tierra natal.
Su postura radical respecto a la captura de Jorge Glas, quien ha sido condenado dos veces por la justicia ecuatoriana, muestra su falta de escrúpulos. Glas, quien se encontraba escondido en la embajada mexicana con la complicidad de diplomáticos, ahora cumple su sentencia en la cárcel de máxima seguridad La Roca por delitos graves que afectaron especialmente a los más vulnerables, como las víctimas del terremoto de Manabí.
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Es imperativo que el presidente Noboa incluya en su agenda la prioridad de traer a Correa, prófugo de la justicia, para que también responda por crímenes de lesa humanidad, asegurando así la justicia y el cumplimiento de la ley. (O)
Eduardo Alfredo Gálvez Cobo, doctor en Ciencias Políticas y Sociales, Quevedo