El país posee grandes y diversas riquezas, sin embargo, sufre permanentemente graves problemas, producto de la improvisación, negligencia, desconocimiento y la mediocridad de los dirigentes politiqueros, que creen que es fácil dirigir a un país.
Empleo en tiempos de crisis eléctrica
Se han elegido autoridades seccionales y nacionales, sin representatividad; ministros sin conocimientos de sus respectivas carteras, siendo cambiados cada tanto tiempo, como sucedió con el Ministerio de Energía y Minas, que lleva ya tres ministros y sin solución para los apagones. De ahí parte que el Estado sea un pésimo administrador. En lugar de garantizar eficacia y sostenibilidad, está demostrando ser un mal ejecutor, con escasa planificación, para ofrecer un servicio de calidad.
El Gobierno sabía lo desproporcionado que eran los proyectos hidroeléctricos, con sobreprecios y grandes desperfectos en su construcción, sin embargo, no hizo seguimiento de su producción de energía y se descuidó el mantenimiento de las centrales que hoy podrían aplacar la crisis. Hay una urgencia inminente de una nueva energía renovable como la fotovoltaica y eólica.
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Lo real es que Ecuador se enfrenta a una profunda crisis energética que está repercutiendo en todos los sectores de la economía de los consumidores, industrias, transporte, turismo, entre otros. Con cortes de luz de hasta catorce horas, paralizando las actividades profesionales y educativas.
La iniciativa privada y la energía
Ecuador necesita urgentemente un cambio paradigmático, que los criterios técnicos se impongan y que respondan para evitar restricciones mayores, como los cortes de agua o internet general.
En Ecuador necesitamos soluciones urgentes. (O)
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Robespierre Rivas Ronquillo, periodista, Guayaquil