Recuerdo de niño las grandes partidas históricas entre jugadores soviéticos y estadounidenses, Fisher, Karpov, Kasparov. Era el contrapunto a los deportes clásicos con un arte de la estrategia y la visión de hacia dónde va tu juego, la memoria de movimientos infalibles con los nombres del jugador que los hizo suyos. Táctica y estrategia, como decía Benedetti.
Putin lleva más de 20 años preparando y diseñando guerra, y desafiando con Georgia y Crimea. Occidente sabía que era posible, pero no probable, y se preparaba sin mucho interés arrastrado por el día a día y los cambios de Gobierno. Entonces, él decidió cometer el crimen internacional de agresión e invadir a Ucrania. La comunidad internacional, con un orden basado en el Estado de derecho, la democracia y la defensa de las minorías, se unió en el rechazo a la invasión y acometió sanciones inteligentes e impensables poco tiempo atrás. Actúa con un brazo atado a la espalda, porque debe respetar el derecho internacional de los derechos humanos y el humanitario. Además de los actores visibles (políticos, gobernantes, empresarios y sociedad civil) están los invisibles y espirituales, como los jefes de las distintas religiones y entre ellos el papa Francisco de la Iglesia católica. La diplomacia vaticana y su jefe máximo saben lo que es un poder omnímodo aquí en la Tierra y pueden hablar de tú a tú a un dictador, salvando las distancias. Y China, Irán, Corea del Norte contienen la respiración. Ucrania sufre y padece los horrores de una guerra injusta sin motivo, y el resto del mundo tiembla por ellos y por la posible expansión. El único que no puede ganar es Vladimir Putin, porque tiene las manos manchadas de sangre inocente. (O)
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Luis Peraza P., Bellaire, Texas, EE. UU.