La he tenido afiliada a mi esposa quien ahora cuenta con 61 años de edad, a un seguro médico particular por más de 20 años.

Durante todo este tiempo los costos del servicio iban subiendo progresivamente, pero de manera razonable. Sin embargo, a partir de la pandemia de COVID–19 estos valores empezaron a elevarse, pero muy desproporcionadamente.

No sé si en esa época perdieron mucho dinero cubriendo a sus clientes contagiados con el coronavirus y ahora quieran recuperar el dinero perdido, pero así, en menos de dos años, ¡pasé de pagar por el mismo servicio y la misma categoría un valor inferior a los $ 80, a pagar más de $ 200!

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Hasta este mes pagué por el seguro médico la cantidad de $ 217,45 y ahora me acaba de llegar un comunicado que dice que a partir del próximo mes, y como “renovación” anual del contrato, la suma de $ 327,41, es decir ¡$ 110 más de golpe y porrazo!

Me parece que son demasiados estos aumentos anuales que viene haciendo la empresa, especialmente porque no toma en cuenta ni siquiera la fidelidad de los clientes antiguos, que son adultos mayores ni tampoco la situación económica actual del país.

Obviamente, ya no voy a poder seguir teniendo a mi esposa asegurada particularmente en dicho plan médico de salud, y así creo que cientos de clientes se retirarán, lo cual tal vez es lo que buscan estos seguros, para así deshacerse, especialmente de los adultos mayores, que no les conviene tenerlos de afiliados o si siguen los continuarán ‘sangrando’ año a año.

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Es una lástima que de un servicio de salud, esto se haya convertido en un negocio, pero solo para sus dueños.

Los costos de los seguros privados de salud se disparan en el Ecuador, ¿quién, cómo, los controlan? (O)

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Carlos Eduardo Idrovo Coppiano, doctor en Ciencias de la Educación, docente universitario; Guayaquil