En dos ocasiones por este prestigioso Diario he insistido en la necesidad de que el alumbrado público en la vía a la costa sea una realidad.
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Soy testigo de la oscuridad en el kilómetro 11, en sentido Guayaquil–Chongón hasta el segundo retorno, y en el sentido Chongón–Guayaquil, en varios tramos (viniendo por la avenida Carlos Julio Arosemena) hasta la altura del Guayaquil Tenis Club.
La oscuridad es un importante factor de riesgo de accidentes e incidentes, por las ramas de árboles caídos en las vías por las lluvias, la presencia de motociclistas y ciclistas sin iluminación (las luces) en sus vehículos, y por la delincuencia.
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Hago un llamado a quienes corresponda, por dicha situación en la vía a la costa. (O)
Consuelo Franco Saa, doctora en Medicina, Guayaquil