La salud mental y física constituye un derecho que nos asiste a todas las personas sin distinción alguna. Es gozar de un bienestar total para poder amplificar enteramente nuestras actividades y contribuir de esta manera con nuestra capacidad productiva, profesional y personal, al bienestar de una sociedad próspera y positiva. Brindar las condiciones pertinentes para conservar una buena salud mental y física es deber y responsabilidad fundamental del Estado, igual como concierne a la educación y seguridad de los ciudadanos.
¿Y la salud mental de los uniformados?
El ser humano está constituido por una sola estructura psicosomática y para considerar sana a una persona debe predominar el control mental sobre la materia, lo que significa: “mente sana en cuerpo sano”. Las patologías orgánicas se producen por las alteraciones que sufre diariamente el individuo frente a la sociedad actual. Las tensiones, presiones, estrés y frustraciones a que están expuestas las personas, por problemas de orden familiar, laboral y social ocasionan, además de trastornos de personalidad y de conducta, hipersecreciones internas que descargan las glándulas suprarrenales como la adrenalina, por ejemplo, que segregada en cantidades excesivas provoca las conocidas úlceras duodenal y gástrica que producen mucho malestar en la vida cotidiana del individuo.
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Existen otros factores que contribuyen al deterioro emocional y orgánico como la falta de normas de higiene, la mala alimentación, las negativas condiciones ambientales, la automedicación, la vida sedentaria y todo lo que está relacionado con la violación de las leyes naturales.
Existirían hasta seis tipos distintos de depresión, según estudio
La prosperidad y desarrollo de una nación se mide por el grado de la capacidad, madurez y sensatez de que quienes nos gobiernan estén conscientes del cumplimiento de las necesidades básicas de sus habitantes, como son la salud y seguridad. (O)
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José Franco Castillo Celi, psicólogo y médico naturista, Guayaquil