Vivimos agobiados por la calidad de la inversión pública en Ecuador. En más de 40 años de ejercicio profesional, he comprobado la importancia de la planificación racional de obras y la fiscalización paralela y concurrente de los estudios y diseños; los inversionistas en general son reacios a esto porque “cuesta mucho”, pero esa es la clave de la preinversión. Ejemplos de obras replanificadas:

A) Una planta de tratamiento de aguas residuales implantada en un área de manglares. Fue necesario profundizar la exploración geotécnica entregada a fiscalización, para estimar correctamente magnitudes y velocidades de asentamientos; de no haber sido así, hubiera fracasado un proyecto de $ 12 millones. B) Una planta de tratamiento de agua potable de $ 19 millones, de un cantón costeño. Sus estudios de ingeniería básica requirieron revisión total para corregir y optimizar los componentes de los diseños resultantes, desde procesos constructivos hasta su desempeño operacional, que minimicen posibles paralizaciones; incluyendo la seguridad de que los terrenos de construcción pertenecieran a la institución o empresa que las ejecutase y no tuvieran impedimento para hacerlo en estos. C) Una importantísima vía de acceso a una gran ciudad. Sus diseños contemplaban el reemplazo total de la terracería, sin tomar en cuenta la existencia subyacente de capas de préstamo importado, material de mejoramiento, sub-base clase 1-A y base clase 1-A, bajo una losa de hormigón prevista de espesor 25 cm y MR (módulo de rotura a la flexión) 4.5, MPa (mega pascales, unidad de resistencia a la flexocompresión del hormigón hidráulico) que contemplaba el diseño de esa obra que había sido construida a fines de los años 90.

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Si no se prioriza la planificación en el campo de la preinversión, nuestras obras públicas estarán destinadas al fracaso. (O)

Hugo Landívar Armendáriz, ingeniero civil, Guayaquil