Juzgo un deber para quienes, desde una cátedra, un libro o un periódico, hemos procurado dar una enseñanza, decir en esta hora de confusión, inseguridad y de inquietud, nuestra palabra sincera, clara y ratificación de la fe en la democracia, el anhelo por que no haya sido en vano la lucha y el sacrificio, para que esta patria nuestra sea algún día tierra de libertad, paz y justicia, en la que haya cesado la explotación y la corrupción.

Estamos cerca de una fecha trascendental. Se han fijado para el día domingo 9 de febrero próximo las elecciones presidenciales y de asambleístas. Hay inquietud, pero también esperanza por que no se socave lo que nos resta de las grandes virtudes que son esencia y cimientos de la patria. Todo se hizo mal desde hace varios años; se hizo precisamente lo contrario de lo que nos aconsejaban los intereses de la patria.

Educar en la democracia

Lo más importante en esta hora es pensar y actuar con sentido ecuatoriano. Quienes dirijan partidos o agrupaciones políticas tienen que posponer el éxito de sus propios grupos o partidos con la finalidad de mantener en el Ecuador la democracia, libertad, justicia, y sin corrupción, tan venidas a menos durante los últimos años.

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Es hora de ser conscientes de que un siniestro nos ha empujado hacia el abismo. Si no hemos caído hacia él, si aún existe el Ecuador como nación, definitivamente ello se debe a la inmensa vitalidad, pujanza y fe del hombre ecuatoriano.

Con los jóvenes se tiene que hacer la verdadera transformación del país. Ellos son la única esperanza de la patria. Esta patria que fue cuna de valientes creadores y libres.

El gran debate

La juventud debe elevarse por delante de esas banderas y esa antorcha, marchando y señalando el verdadero sendero del pueblo ecuatoriano.

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No olvidemos que la juventud representa a la patria y no puede traicionarla. Una juventud conforme, sumisa, obediente y no deliberante no es juventud.

El alma de los jóvenes debe erguirse más fuerte, más altiva y más luminosa, luego de los episodios sombríos y corruptos en los que hemos vivido. La juventud representa a la patria y no puede traicionarla.

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No elegimos al mejor

Hemos sido convocados para elegir nuestras próximas autoridades y debemos escoger a las personas adecuadas para dirigir los destinos de nuestro país, líderes que deben actuar con honestidad y capacidad, líderes que gobiernen con templanza, madurez y visión. (O)

Jorge Enríquez Páez, abogado, Quito