Aparentemente es lo mismo, y es que el uso indiscriminado e inadecuado de los términos, (que sí están íntimamente relacionados), por parte de los políticos modernos que son de toda ralea, ha generado una confusión enorme en la población, especialmente los jóvenes que no recibieron lecciones de educación cívica y moral.

Las intenciones de los presidenciables

Un país es una nación, una extensión de territorio con un gobierno, mientras que la patria es la tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos.

Dentro de la presente campaña electoral se escuchan tantas cosas y se ven tantas escenas ridículas que la ciudadanía se vuelve más escéptica en el ejercicio de su derecho a elegir.

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El debate vicepresidencial

El Ecuador está transitando por un camino cenagoso en virtud del desastre configurado por muchos factores entre los que se puede mencionar la salud y la economía, ambas afectadas por la pandemia; la corrupción que, cual cáncer, ha invadido todos los niveles del Estado; la inseguridad ciudadana devenida de la acción perversa de los carteles del narcotráfico; la pérdida del empleo que se evidencia cada día; y, una clase política entregada a los intereses de la delincuencia organizada. Es difícil señalar una opción válida y límpida para acogerla en el momento de votar.

Claro está que, siendo seres humanos, no somos perfectos. Pero, esta es la hora de pensar en el país y no en los intereses personales. Es la hora de privilegiar a la patria y no a los afanes egoístas de cada cual. Y, sin embargo, todos se llenan la boca pregonando que quieren salvar a la patria y que quieren sacar adelante al país. Todos esgrimen planes y fórmulas para alcanzar el desarrollo y el progreso, que probablemente nunca aplicarán en el supuesto caso de llegar a ganar las elecciones.

¿Elegir?, ¿para qué?

Después de la “muerte cruzada” que aplicó Guillermo Lasso, la mayoría del electorado escogió, mediante el sufragio, a un gobernante que ha demostrado tener la entereza de luchar contra los principales males que agobian a los ecuatorianos. Ha sido un gobernante joven que ha tenido los arrestos de asestar duros golpes a las redes del narcotráfico y, contra viento y marea, nos ha conducido por caminos de esperanza, toda vez que supo avanzar a pesar del déficit fiscal en el que recibió el país; supo hacer respetar la soberanía del Estado; supo administrar con firmeza para superar la crisis energética; supo atender las demandas de los afiliados al Seguro Social, pagando los valores vencidos que el estado adeudaba a la entidad aseguradora; y ha sabido gobernar dejando una sensación de seguridad y confianza en la conciencia ciudadana.

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Entonces, si es por el país o por la patria, ¿por qué han surgido tantos candidatos para hacer lo que el gobierno actual ya está haciendo?, ¿por qué en lugar de competir, no se suman al gobierno actual para luchar de mejor manera en pro del país?

Demagogia y politiquería

Queda claro que no es por el país, ni por la patria, sino por el interés personal de llegar a manotear algo de lo que su condición de candidatos les pueda proporcionar. (O)

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Enrique Álvarez Jara, periodista jubilado, Guayaquil