Ahora ha surgido entre las autoridades nacionales y locales llevar a sus mascotas a las instituciones públicas.
Toda oficina estatal donde laboran debe ser respetada. No está bien que se lleve, por ejemplo, a un perro a las dependencias del Estado. Quizás para algunos sea gracioso, pero para otros no. ¿Y si se les ocurre tener de mascota a un elefante, una culebra, los llevarían?, claro que no. Las mascotas no tienen la culpa que las llevan a oficinas gubernamentales que son financiadas con recursos de los ecuatorianos. Dichos impuestos que pagamos son para que trabajen funcionarios para servir a los ciudadanos, no son oficinas de mascotas, o llévenlas a un zoológico. (O)
Mayra Jacqueline Camposano, Guayaquil