La primera vez que fui al Valle del Jerte íbamos buscando el Monasterio de Yuste, donde decían que se había retirado del mundanal ruido el hombre más poderoso de su tiempo, Carlos I de España y V de Alemania. Imaginaba al emperador jubilado lanzando el sedal terminado en anzuelo al estanque desde su terraza. Lo imaginaba asistiendo a la misa católica desde su cama cuando padeció de alguna dolencia que le impedía abandonar el lecho. Lo imaginaba sosteniendo profundas conversaciones con su hijo y heredero Felipe II sobre la administración de un imperio donde no se ponía el sol. Más tarde se constituyeron la Academia, premios y cursos.

Un promedio de 31 ecuatorianos por día se nacionalizaron españoles en 2023

Ahora, muchos años después, un rey del siglo XXI, moderno, preparado, honesto y eficaz encabeza unos premios que portan su nombre para destacar comportamientos ejemplares de personas influyentes, clave en nuestra historia contemporánea, otorgando un sentido nuevo a un lugar histórico. Estos premios son, sin duda, un modelo a seguir, para varios países en el mundo. (O)

Luis Peraza Parga, San Diego, California, EE. UU.