Hay gente que reenvía muchas veces imágenes forjadas, donde aparece gente buena y otros se nutren del chisme, sin esperar la verdad. Ojalá pase la ley que termine con el ‘linchamiento mediático’, que hasta ahora produce gente que se escuda en el anonimato de las redes. Es una conducta arriesgada la de reenviar estos mensajes, que atañen al ámbito de la justicia, o, con responsabilidad ulterior, al informativo.
El derecho a la honra, a la presunción de inocencia, debe prevalecer sobre la impulsividad cognitiva y terquedad de gente irresponsable que juega con la reputación de las personas. Una cosa es la libertad de pensamiento, y otra muy diferente, la de contribuir a la falacia, a las medias verdades, a la mendacidad que daña. ¿Qué tal si tú, o alguien de tú familia es el que aparece vilmente publicado? Hay que combatir el linchamiento mediático.
La gente buena no se lo merece. Si no te consta, mejor no hables, no reenvíes, no juegues con la reputación de la gente. (O)
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Diego Fabián Valdivieso Anda, economista, Quito