Este 9 de enero me dio ganas de llorar de impotencia e indignación al ver la ola de violencia que está viviendo Guayaquil. Creo que lo que vivimos son las consecuencias negativas de no ponerles normas a los hijos en los hogares, por eso no les rueguen a tus hijos que se porten bien, es necesario que dejen en claro que esperas que obedezcan. La obediencia es una palabra fea en nuestra cultura, pero si no se la exiges a tus hijos, tendrás problemas. Será el causante del fracaso de su vida ahora.

Mejoras para nuestra democracia

Los adolescentes que no obedecen las normas en las instituciones educativas son expulsados; los jóvenes y adultos que no obedecen las normas en su lugar de trabajo son despedidos, y así en diferentes ámbitos de la vida de las personas. Como padre, enseñarles a tus hijos a obedecer significa decirles educadamente ‘no’ y mantenerte firme en tu palabra. Si realmente quieres un buen hijo, debes de poner más empeño en la formación de su carácter y enseñarle a triunfar en la vida es más importante que ganar un concurso de popularidad.

Padres, sean claros, establecer normas y aplicarlas significa trabajar duro. Nada es más fácil que quedarse sentados y dejar que los hijos se conviertan en tiranos. Se debe trabajar en ser sus padres porque se los aman. No se puede esperar a que toquen fondos para recién reaccionar, ya que lo único que se van a encontrar son sus hijos ya adultos en el mal camino y con la fuerza pública dándole palo y gritándoles. Por eso evitemos esas situaciones con mucha educación de valores.

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Paz para Ecuador

Los padres son los primeros responsables desde sus hogares dando testimonios de vidas, ahora esos niños ya adultos maleducados sufrirán traumas con la droga y el palo de la policía.

Es hora de actuar con sabiduría y no con violencia, es nuestra responsabilidad. (O)

Jorge Enrique Andrade Rodas, Guayaquil