El 2024 fue un año de mucha crítica para la Función Judicial, ante casos como Metástasis, Purga, Plaga, en donde hubo alrededor de 40 jueces y fiscales comprometidos, presuntamente, en el gran festín de la corrupción. Asimismo, los juicios políticos, utilizados como herramienta de presión, de favoritismo.
En lo político: ¿qué nos depara el 2025?
La justicia y sus organismos al ser tomados por la corrupción han provocado desconfianza en la ciudadanía. Cuando una sociedad está rota por la incertidumbre, las frustraciones y el miedo, es necesario construirla con fuerza social, especialmente en la parte judicial, para restaurar la credibilidad en el Estado.
Ecuador no avanzará si no se realiza un cambio profundo y estructural. La seriedad de nuestras instituciones depende de la capacidad del país de garantizar que quienes imparten justicia lo hagan con imparcialidad y ética. Los ciudadanos merecen un sistema judicial que sea un verdadero pilar de la democracia, donde no tenga precio la justicia ni accionar correcto de jueces y fiscales.
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La administración de justicia requiere de jueces con capacidad aprobada y valores éticos, por eso es indispensable una evolución con transparencia y no con recomendaciones de politiqueros o gubernamentales, por lo que se desea que no actúe el falso espíritu de cuerpo.
Solo así podemos aspirar a un Ecuador con la administración de justicia que sea verdaderamente base fundamental de la paz social y con desarrollo sostenible de la justicia. Ya es hora de que el Consejo de la Judicatura sea dirigido por honorables, como exige la ley. (O)
Robespierre Rivas Ronquillo, periodista, Guayaquil