Toda crisis llega con una oportunidad. La pandemia nos dejó la educación en línea o virtual, entre cuyas ventajas destacan, el poner el conocimiento al alcance de un amplio universo de destinatarios, sin más limitaciones que la de disponer de acceso a un ordenador conectado a internet; pero con menores costos, por no necesitar de infraestructura inmobiliaria, posibilidad de acomodarse a la disponibilidad de horario de los interesados, posibilitar el estudio a personas con limitaciones de movilidad; y sobre todo, ahorro de tiempo y dinero en transporte y vestimenta. Sin embargo, aprovechar todas sus ventajas presupone el manejo de técnicas, que me propongo divulgar en el presente artículo.

El regreso a clases presenciales será progresivo desde este lunes 22 de enero

Cuando inicié mis estudios universitarios recuerdo que algunos de los mejores alumnos de la clase optaban por solo ir el primer y último día de clase para disponer de más tiempo para estudiar en casa, sin tener que madrugar para asistir a las clases de la mañana. Solo pocos profesores preparaban resúmenes de sus clases, por lo que los estudiantes dependíamos solamente de la enseñanza auditiva.

Cuando al final de mi carrera decidí continuar estudios en universidades del exterior, descubrí que todos los profesores acompañaban sus exposiciones con esquemas, resúmenes, gráficos y hasta dibujos y caricaturas que hacían la clase amistosa y comprensiva para los estudiantes, convirtiendo la enseñanza en no solo auditiva sino en visual también.

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Las clases del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae), en las que se seguía la metodología de casos de la Universidad de Harvard, se llevaban a cabo en su totalidad con las ayudas visuales referidas, lo que me permitió comprobar la mayor eficiencia de las exposiciones auditivas y visuales. También se nos entrenaba a comunicar la mayor cantidad de ideas posibles, con el menor número de palabras, insistiéndose en que aprendamos a aplicar los conocimientos teóricos. Posteriormente, como profesor de una universidad en Quito, tuve la oportunidad de integrar un grupo de investigación, con profesores de universidades del exterior, para averiguar por qué no siempre los mejores estudiantes eran los que más éxito tenían en su ejercicio profesional, circunstancia que me sirvió para aprender técnicas de enseñanza virtual, como la de redacción estructurada.

Finalmente, escuchando los discursos del ahora presidente de Argentina, descubrí que gran parte de su éxito se debió a la forma de explicitar sus conocimientos, valiéndose de ejemplos sencillos, que le permitieron llegar por igual a intelectuales como a no letrados, lo que me ratificó en la importancia de seguir las técnicas del aprendizaje virtual o en línea, como también se las conoce, si de verdad queremos comunicar y ser comprendidos por nuestra audiencia de manera amistosa.

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La enseñanza virtual ha llegado para quedarse y es el futuro de la educación. Las universidades a distancia, como se las conoce, centuplican en Europa el número de estudiantes, y adquieren tanto o más prestigio que las universidades tradicionales, a tal punto que las mejores universidades de Estados Unidos de América desarrollan programas de enseñanza a distancia, incluso en idiomas extranjeros, aprovechando la hoy disponible traducción simultánea de la inteligencia artificial. Tenemos que aprovechar esta nueva oportunidad educativa. (O)

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Vicente Enrique Maldonado Zevallos, abogado y administrador de empresas, Guayaquil