Me encanta leer y estudiar a los clásicos, principalmente del Medio Oriente; son más espirituales e intelectuales. Aquí en Occidente le dan más importancia a lo exterior, lo que satisface el ego, a las cosas, y esto nos está llevando en un exceso de bienestar al consumismo, al alboroto, a comercializar hasta la mente y el espíritu: todo se compra y todo se paga.

Por amor

Todos los filósofos, escritores y poetas, clásicos y contemporáneos que he escuchado y leído hablan del tan fantástico y deseado viaje a nuestro interior, pero ninguno se arriesga por el temor que le causará toparse con la verdadera realidad. Esta es perfecta, es el origen de la vida y solo ahí puedes encontrar la paz, la armonía y la serenidad imperturbable del éxtasis, o como decía Confucio: “Si no estamos en paz con nosotros mismos, no podemos guiar a otros en la búsqueda de su propia paz”.

Y en cuanto al conocimiento, siempre me admiraron los más antiguos, los Upanishads, que decían que las palabras solo eran el envase; que la única verdad y eterna era el silencio y el espíritu. Por otro lado, Buda, un príncipe que abandonó la riqueza para buscar la verdad, en el lecho de su muerte ante el requerimiento de un discípulo le dijo: “Sé tú mismo, y solo cuando hayas observado y analizado detenidamente una cosa que esté de acuerdo con la razón y beneficie a uno y a todos, entonces acéptala y vive conforme a ella”.

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Crear conciencia

Jamás te dejes manipular por nadie, crea tu propio criterio y analiza cada palabra que dices y escuchas. No seas ni te conviertas en uno más de la manada. Vive tus propios sueños.

Nunca te bases en lo que dicen los demás. Ante una decisión, estudia y analiza las opciones; cuando estés convencido e informado, decide. Jamás sigas las ideas de otros, porque cada cual jala agua para su molino. (O)

Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro