La gran mayoría de ecuatorianos carece de salud pública para garantizar su bienestar físico y mental. Hospitales no cumplen a cabalidad los estándares de calidad para la atención del grupo etario grande de la población en consulta externa especializada y hospitalización clínico-quirúrgica; y en Guayaquil no hay medicación para tratamientos de enfermedades hematooncológicas; siguen desabastecidos de medicinas, insumos; solo tienen paracetamol caducado.

Los hospitales de la seguridad social tienen represamiento de 15.000 cirugías de las distintas especialidades que trabajan 40 horas a la semana. Son hospitales carcomidos por la corrupción, sin estímulos a sus médicos especialistas para que liberen ese represamiento con bonos económicos. Falta liderazgo y jerarquía en la dirección de los hospitales de tercer nivel, que son dirigidos por posgradistas recién graduados como cuota política o los gerentes que no son médicos, no conocen las enfermedades prevalentes. Estos hospitales dejan de ser claustros de ciencia y conocimiento para convertirse en grandes subcentros de corrupción e ineficiencia, carentes de biotecnología de punta, cirugía robótica, nanotecnología e inteligencia artificial, de profesores profesionalizados directores de posgrado de las diferentes especialidades. No hay asociación público-privada con la academia y prestadores privados de salud. Naufragamos si no formamos un comité sanitario de galenos éticos. (O)

Jaime Galo Benites Solís, doctor en Medicina, Guayaquil