El abuso sexual temprano de niñas y adolescentes es un evento emocionalmente perturbador y deja trastornos psicológicos sintomáticos, como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático (TEPT), por haber padecido un pasado terrible con antecedente de abuso físico o sexual infantil.
El embarazo de niñas y adolescentes es un grave problema de salud pública en el Ecuador. La tasa de fertilidad específica por edad es usada para el análisis de tasas de fertilidad para intervalos de edad materna más cortos (niñas de 10 a 14 años y adolescentes de entre 15 y 19 años). En el 2021 existieron 1.843 nacidos vivos de madres que tenían entre 10 y 14 años. En el 2022 esta cifra subió a 1.921 nacidos vivos. La tasa de fertilidad específica es de 2,3 nacidos vivos por cada 1.000 mujeres de este rango de edad o grupo etario en el país. En el rango de adolescentes de 14 a 19 años, en el 2021, se registró un total de 39.486 nacidos vivos. En el 2022 fueron 38.000, con una disminución de 1.486 nacimientos.
Con relación a la tasa bruta de natalidad, el Ministerio de Salud Pública contabiliza dos nacimientos por cada 1.000 niñas de 10 a 14 años. Mientras que, en las adolescentes de entre 15 y 19 años, la cifra se incrementa hasta 54,6 nacimientos. Como se observa en este informe, la tasa de incidencia de fertilidad específica por edades es sumamente alta en el grupo etario correspondiente a los adolescentes de entre 15 y 19 años.
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El trauma que produce el abuso físico o sexual en niñas y adolescentes es muy doloroso; es una carga pesada que necesita de apoyo psicológico, para que aborden sus traumas y se sientan mejor al compartir su dolor con la psicoterapia. Las víctimas o supervivientes del trauma, el abuso y síndrome de estrés postraumático tienen que afrontar una infancia perdida, y las niñas y adolescentes tienen que actuar como madres, la dinámica familiar los sobrecarga con la responsabilidad de proteger y mantener la nueva familia, para lo cual no están preparados y se vuelven sintomáticos cuando los adolescentes-padres no puedan afrontar su responsabilidad.
La relación tiene temas posiblemente disímiles, pero relacionados, en el análisis multivariable entre el suicidio y la violencia sexual, las uniones tempranas forzadas o el embarazo en adolescentes, un enfoque relacional entre los embarazos en adolescentes, muertes maternas, matrimonios infantiles, uniones tempranas o forzadas y su incidencia en la vida de niñas, niños y adolescentes. También debe analizarse el suicidio en adolescentes y su relación con la violencia basada en género, la dinámica de la violencia contra las mujeres, la violencia estructural y sus consecuencias. Todas estas variables están fuertemente relacionadas.
Autoridades se pronuncian sobre presunto caso de abuso sexual en el colegio San Gabriel, en Quito
Debería crearse una unidad especial anti abuso sexual infantil para judicializar a estos adultos infractores y llevarlos ante la ley. Brindar atención psiquiátrica y terapia psicológica para acompañar en el trauma a las víctimas de sus abusadores adultos pedófilos. Solo con políticas de salud pública se podrán disminuir la tasas de incidencia de embarazos no deseados en niños y adolescentes y disminuir estas tasas indignas y ominosas para el futuro de las niñas-madres y sus hijos hacia su futuro incierto. (O)
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Jaime Galo Benites Solís, clínico intensivista, Guayaquil