Vivir en el campo es disfrutar de un paraíso donde el ambiente de la naturaleza impresiona por su flora y fauna. Los rincones perdidos en la montaña son espacios inolvidables con coloridas flores, fuentes de aguas y árboles gigantes.

La comuna Juntas del Pacífico en Santa Elena es uno de esos encantadores sitios con aire campestre que se encuentra junto a su río y pozo de agua donde se percibe la paz, aunque no existía alumbrado eléctrico en los años 60. Era parte de las áreas rurales vivir en estas condiciones.

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Al terminar la tarde el pueblo se oscurece, los candiles se encienden, con el saludo de buenas noches y las luciérnagas cuelgan en la rama de los ciruelos.

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La agricultura era la principal fuente de trabajo, la quema de hornos para obtener el carbón es algo cotidiano, cuidar el ganado vacuno y caprino es parte de labores diarias, había más cabezas de vacas y chivos que personas.

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Los cazadores de Junta del Pacífico estaban formados por una legión de hombres que conocían los caminos por donde pernoctaban los venados y las perdices. Cada madrugada salían en busca de su presa adentrándose en la montaña.

En cada casa con paredes de caña o madera existía un rincón de honor para los cazadores, donde se colgaba la cabeza del animal cazado, en otro se colgaba la escopeta y los accesorios para ir de cacería con perdigones.

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Al llegar el cazador al pueblo, cargando en el hombro un venado y perdices en mano, se vivía una gran fiesta en el poblado. Donde todos pugnaban por conseguir una presa para el diario, al rato el aroma de sopa de perdiz y carne asada de venado se percibía en el pequeño pueblo.

Los cazadores de la comuna eran muy reconocidos en otras provincias que llegaban grupos de cazadores novatos de otros lugares para ser guiados por los nativos. (O)

Evelio Patricio Reyes Tipán, Santa Elena