La idea que me permito presentar para unos será una estrambótica, para otros, una idea más o menos práctica.

Todos en contra del pueblo

Primero, considero que se debe establecer un sitio de acopio de la basura un poco distante de la ciudad. La basura, luego de solearse una o dos semanas, será depositada, poco a poco, en bandas móviles, estas deben ser anchas y en cantidad suficiente para dar cabida a las toneladas de desechos que se producen diariamente. En las bandas trabajan un promedio de doce personas, seis a cada lado, encargadas de separar los metales, vidrios, piedras o concreto. El producto limpio en su totalidad de estas impurezas sigue su marcha hacia una trituradora que lo reduce a pedazos pequeños, los que siguen su viaje hasta ser acomodados en moldes donde serán comprimidos en leños de por lo menos un metro de largo y dos centímetros de grosor. Luego, libre de los moldes, sigue su curso hasta recibir un leve baño de poliuretano que los hace inocuos y ‘flamables’. Estos leños alimentarán el fuego de unas cuatro o seis calderas a fin de producir el vapor que activaría las turbinas para obtener la tan necesitada electricidad. El humo y el calor producido por las calderas desfogan en una chimenea horizontal, equipada en un extremo con un potente ventilador activado por paneles solares, que empujará el humo y calor hacia el otro extremo de la chimenea, donde una llovizna de agua convertirá el humo en polvo-líquido que caerá al suelo.

De esta manera, con un mínimo impacto ambiental, se crea una eficiente fuente de trabajo, se elimina, casi en su totalidad, la basura. Se produce la tan valiosa energía eléctrica y, sobre todo, abandonamos la dependencia de la caprichosa naturaleza.

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Inundaciones y sequías

Considero que esta idea y su implementación permitiría que el Ecuador esté en condiciones para vender energía eléctrica a sus vecinos que también estén lidiando con el estiaje, lo que generaría además ingresos al país, ayudando a la mejora de la economía ecuatoriana.

Sin embargo, vale destacar que las minucias técnicas y el funcionamiento de esta idea quedan para los ingenieros del ramo. (O)

Luis A. Moncayo, Santa Ana, California, EE. UU.