Ya es bastante reconocido que nuestro organismo legislativo no representa los intereses ni pensamientos del pueblo ecuatoriano, por varias décadas los denominados “padres de la patria” han sido una de las mayores manchas en la democracia ecuatoriana, debido a que presentan una funesta desconexión con la sociedad ecuatoriana y sus necesidades.

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Es probable que nunca en nuestra historia republicana se pudiera decir que hemos tenido legisladores que verdaderamente hayan trabajado en pro del pueblo sino en sus intereses, sin embargo, es menester puntualizar en los actuales bochornosos actos de nuestra Asamblea Nacional la cual parece empeñarse en romper el récord de ser el peor de los organismos estatales.

Actualmente Ecuador vive en una situación crítica, los ciudadanos viven zozobra a diario y se ha reconocido que estamos en medio de una lucha contra el hampa, el terrorismo y la corrupción; a esta situación debemos añadir la pobreza y el desempleo que cada día aumentan más y que se relacionan entre sí. Sabemos de sobra que una sociedad pobre que no tiene empleo es presa fácil para las organizaciones delictivas, las cuales tienen como principal objetivo el reclutamiento de jóvenes desesperados por llevar el pan a sus hogares.

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Se pensaría que ante esta caótica situación todas las autoridades estatales tomarían medidas para sobrellevar la situación y sacar adelante al país, en una sociedad civilizada y democrática, donde se use el sentido común se vería a una Asamblea legislando leyes para combatir esta situación, leyes que fomenten el empleo, que atraigan la inversión extranjera, una reforma exhaustiva a nuestro código laboral que ya es caduco, normas que sirvan para luchar contra la corrupción y el crimen, sanciones para jueces y fiscales con nexos delictivos; pero en lugar de ese mínimo de sensatez tenemos a los “honorables” asambleístas más preocupados por los animales que por los ecuatorianos.

Sí, las presentes líneas son para denunciar que se está trabajando, como ya muchos conocemos, una ley que no solo es innecesaria para nuestro contexto actual, sino que perjudicará aún más la vida de los ecuatorianos y atacará a los pocos empleos con los que aún familias subsisten. El proyecto de ley orgánica de defensa de derechos de animales plantea, entre varias propuestas, sancionar el comercio de productos de cuero, propuesta gravísima cuando es conocido que cantones enteros viven de la comercialización de prendas de cuero. También el proyecto busca prohibir que los animales sean utilizados como transporte para actividades turísticas; estas actividades muchas veces son el único sustento de familias.

¡Asambleístas indolentes!

Me pregunto ante tales propuestas: ¿acaso los asambleístas no conocen la realidad nacional?, ¿no se informan de lo que está ocurriendo en las calles?, ¿o sencillamente no les importa el bienestar de los ciudadanos?

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Las propuestas evidencian una desconexión entre los asambleístas y los ciudadanos, esta propuesta de ley no nace ni de un clamor popular ni de las necesidades de la ciudadanía, realmente no se entiende de dónde han podido surgir estos planteamientos cuando son otros los temas urgentes que requieren la atención de la Asamblea.

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Como creyentes de la democracia debemos alzar nuestras voces de rechazo ante esta propuesta y todo proyecto que no represente una mejoría a los ecuatorianos. Debemos hacer llegar nuestras necesidades reales a la Asamblea y exigir a nuestros representantes que cumplan las funciones para las cuales fueron electos.

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Los ecuatorianos necesitamos leyes que nos brinden seguridad, estabilidad, oportunidades y libertad para poder desarrollarnos como nación y la Asamblea debe cumplir la voluntad soberana de los ecuatorianos. (O)

Carlos E. Vallarino Herrera, abogado, Salinas