Muchas encuestas son muchas veces pantallas de humo o lavanderías de imagen a sospechosos de corrupción. Abundan mediciones de ‘respaldo ciudadano’ mandadas a hacer. Son encuestadores presta firmas, con empresas de papel sin transparencia ni prolijidad, peor ética en sus mediciones. Careciendo de métodos verificables del muestreo, sus índices son bolas de cristal o de cartomancia (más apuestas que encuestas) para desinformar, confundir y sesgar candidaturas. Las encuestadoras deberían someterse a una prolija fiscalización de sus sistemas, en cada etapa del proceso estadístico, antes de publicar datos. (O)
Paúl Tapia Goya, Guayaquil