Los ecuatorianos somos inmediatistas, miramos y juzgamos solo lo que está al frente de nuestras narices. En vísperas de elecciones, prensa y políticos dicen que la causa de los apagones es el severo estiaje. Han surgido cantidad de especialistas energéticos, mucha critica, poca solución, a pretexto del cambio climático han echado tierra a la generación de hidroeléctricas y sugieren como solución las energías alternativas: eólica y solar, que según ellos no dependen del clima.

Compromiso gubernamental

La energía eléctrica no se produce por decreto ni de la noche a la mañana, lleva tiempo. La térmica, que es la más rápida pero también la más cara, se obtiene en no menos de un año. El racionamiento eléctrico que estamos viviendo no es de ahora, es histórico, los más significativos y dañinos tienen sus raíces en la última década del siglo XX y primera del siglo XXI. La explosión demográfica y la eliminación del Instituto Ecuatoriano de Electrificación (Inecel) facilitaron a los políticos ambiciosos defender sus oscuros negocios en el sector, archivaron el plan maestro de electrificación y con él, el desarrollo del Ecuador. En este periodo hubo planificación, pero no inversión, no se construyó ni una sola planta de generación, ni en el sector privado que tenía permiso (no hubo inversión). En la década de 2010, otra vez primó el interés político, hubo inversión pero no planificación, se construyeron centrales hidroeléctricas de gran potencia, altos costos, jugosas comisiones y poca efectividad, y cerraron la participación privada. Para completar, los últimos gobiernos olvidaron que hay sector eléctrico, no hubo mantenimiento de los activos existentes, menos nuevas inversiones.

En fin, la verdadera causa de los apagones no es el estiaje, son los políticos antipatria que no invirtieron o invirtieron mal, propiciaron el monopolio estatal y la desidia en el sector eléctrico. (O)

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Marco A. Zurita Ríos, Quito