No se puede decir que se es provida y aceptar que los abortos se permitan hasta las 12 semanas. ¡No! ¡A las 6, 12, 18, 20, 28 semanas ya es un ser humano que comenzó a vivir desde el instante de la concepción o fecundación!

Al negociar con el enemigo, este encuentra cómo introducirse en la sociedad dañando las conciencias. Aunque me digan que legalizaron contra viento y marea el aborto, siempre tendré la firme convicción de que en esos 12 meses tengo que salvar la mayor cantidad de seres humanos que pueda. Todos podemos hacerlo hablando, escribiendo o dirigiéndonos a los medios de comunicación, las redes sociales, todo lo que se pueda con tal de salvar al ser humano que no ha nacido. Ni el cansancio, el hambre, la sed, el frío, el calor, el sueño, el miedo, la indiferencia, etc., nos silenciarán. Lo hacemos por los seres humanos en estado embrionario o fetal.

El veto parcial para la despenalización del aborto es como un caramelo que le da el secuestrador al niño para llevárselo y abusar de él. Un ser humano comienza su vida desde la concepción o fecundación, y su vida no deja de tener valor al día siguiente de concebido porque es muy chiquito, o a las 4 semanas, o 12 semanas después de la concepción. No se puede convenir con quienes están por la eliminación de estos seres humanos diciendo “con tal de que no lo haga a las 20 semanas o hasta el nacimiento”; eso significa que el ser humano vale menos, mientras menos semanas tenga de vida. El veto presidencial a la despenalización del aborto debía ser total. Jesús dijo: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”, y: “... cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo”. (O)

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Mario Monteverde Rodríguez, doctor en Medicina y Cirugía, docente de Bioética, Guayaquil