Mi primera aproximación a la obra de Lupe Rumazo fue en el año 2013, en Barcelona, mientras me dedicaba a estudiar la literatura ecuatoriana que topaba las temáticas del exilio, desplazamientos o diásporas. Encontrarme con su primera novela, Carta larga sin final (Edime, 1978) supuso para mí una experiencia, más que estética o literaria, ontológica en el sentido de entender al lenguaje como un cosmos y a la novela como objeto astronómico y visión del mundo y de la existencia.

Asombrado ante el hecho de que una novelista ecuatoriana de semejante envergadura no haya sido conocida en nuestro país, me propuse estudiar su obra, la cual está compuesta de novelas, cuentos y ensayos. En el universo de Rumazo convergen, además de la tradición literaria, en su sentido más culto, completo y liberador, sus diálogos intelectuales con filósofos, poetas e historiadores, su amor a la pintura y a la música, su conciencia de mujer desplazada por la compleja historia de América Latina, y su resistencia como sujeto intelectual y cuerpo presente, como creadora y pensadora, como polemista y ser reflexivo. Su obra literaria es, en definitiva, un homenaje al poder del plano múltiple que nos ofrece la literatura.

Ha llegado la hora de reconocer el aporte de Lupe Rumazo en la literatura ecuatoriana, es urgente, se trata de un acto de justicia histórica no únicamente para una de nuestras mayores narradoras, sino para la literatura escrita por mujeres en un continente que ha sido machista, misógino y patriarcal, también en la cultura y en el arte, espacios ambos de violencia en contra de la mujer intelectual.

Rumazo, con su pluma, desafió todo tipo de convenciones y pese a la marginación que en el pasado hubo sobre sus publicaciones, continuó y continúa sin cansancio en su labor de escritora. Hay que recordar que su primer libro de ensayos es de 1962, En el lagar, y a ese le siguieron Yunques y crisoles americanos (1967), Rol beligerante (1974), Vivir en el exilio, tallar en las nubes (1992), y Los marcapasos (2011). En 1964 publicó su libro de cuentos Sílabas de la tierra. Su segunda novela, Peste blanca, peste negra apareció en 1988. Actualmente, tiene dos novelas inéditas, Escalera de piedra y Temporal. La última llave del destino, que completarían su tetralogía.

El próximo 9 de agosto el presidente de la República entregará el Premio Nacional Eugenio Espejo, el máximo reconocimiento del Estado, en las categorías de creaciones literarias, culturales y científicas. Un número inédito de candidatos se han presentado en el área de la literatura, muchos de los cuales se merecen el premio por la calidad de su obra y su impacto en la tradición, la crítica y la vida de los lectores. Pienso, sin embargo, que ha llegado el momento de reconocer la labor literaria de una de las más potentes plumas de América Latina. A sus 87 años la escritura de Rumazo está más viva que nunca. Es algo así como la historia, la conciencia o la música de la lengua ecuatoriana. (O)