¿Quién de nosotros no ha visto y comido un chocolate M&M? La historia de este chocolate es muy interesante. 

El hijo del presidente de la compañía Hershey de chocolates, Bruce Murrie, se asoció con Forrest Mars, Sr., hijo de Frank C. Mars, fundador de la compañía Mars, para hacer este producto. Bruce Murrie tenía el 20%  y Forrest Mars el 80% del negocio de ese producto específico, el cual, Frank Marks lo había visto en la guerra civil española, cuando los soldados comían los Smarties, chocolates ingleses de colores recubiertos de azúcar.

¿Por qué la asociación? Porque en 1941 cuando comenzó la producción del M&M  eran tiempos de guerra, había racionamiento de cacao y Hershey tenía el control de ese producto.

La asociación entre el hijo del presidente de Hershey  y el hijo del fundador de Mars  dio como resultado este excelente negocio. La mayor bondad del M&M es que no se derrite a 37 °C como cualquier otro chocolate. Cuando uno se pone un chocolate en la boca, este se va haciendo líquido lentamente, porque la temperatura del cuerpo es de 37 °C.

El M&M fue un inmediato éxito, en especial para los soldados en la guerra, pues permitía llevar ese paquete de energía y usarlo en cualquier momento en tiempos cálidos. El ejército de los EE.UU. se transformó en el primer gran cliente. El producto se popularizó y hoy es uno de los chocolates más vendidos en el mundo y parte de la historia de éxitos de Mars.

Contrasta mucho este proceso acertado de concepción del producto, asociación con el aliado correcto y comercialización, con otro MM: Mauricio Macri.

El expresidente argentino (y digo ex porque de aquí hasta octubre ya no tiene nada de poder) trató de inventar el agua tibia. Habiendo heredado de los Kirchner-Fernández (KF) (capítulo argentino del socialismo siglo XXI) una hecatombe económica, pretendió que se podía resolver esto sin pelearse con nadie, sin disgustar a nadie y sin hacer un ajuste real de la economía.

La lógica elemental nos indica que un desbarajuste del tamaño del heredado por Macri, o por el presidente Moreno en el Ecuador, o por quien suceda a Maduro, no puede ser corregido con medidas tibias y sin la suficiente profundidad.

Produce el MM (no chocolates sino modelo Macri) un ajuste tarifario, luego da marcha atrás parcialmente. Pero la esencia del problema, esto es el gasto público, no es recortado. Irrita a la gente con los aumentos, y lo que hacen esos aumentos es seguir alimentando el modelo de gasto de los KF. Subo tarifas y enfado a la gente, y sigo con ese enfado alimentando la bestia salvaje que originó el problema. Un verdadero horror.

Los antecesores a MM tuvieron precios altos de las exportaciones. La misma bonanza de la cual gozaron casi todos los países latinoamericanos. En la Argentina, los KF aumentaron el gasto público consolidado del 21% del PIB al 37%. Un salto gigante, solo superado por el Ecuador que pasó del 22% al 43%. Ese aumento absurdo fue sustentado por la bonanza del precio de las exportaciones y porque además la Argentina se endeudó.

Al caer el precio de las materias primas, caen los ingresos, pero también se vuelve más difícil tomar deuda, y cuando se está montado en la bicicleta del endeudamiento, es muy duro cuando este se detiene. MM aumenta entonces los ingresos, pero no reduce los gastos, no resuelve el problema fundamental por el cual hay el descalabro económico.

Esto, sumado a un país que desde el peronismo adquirió unos vicios terribles, unos poderes  sindicales sin límite, una creencia en el Estado benefactor, produjo lo que era inevitable: una explosión de la economía.

Ahora se buscan culpables. Se dice hasta que el papa Francisco es quien ha producido este resultado, cuando lo que sucede en el fondo es muy simple: la gente vota en función de su bienestar, y las políticas económicas de MM no llevaron al bienestar.

La búsqueda de una “tercera vía”, de un modelo de “consenso”, es una forma de decir  quiero encontrar la cuadratura del círculo.

La abrumadora evidencia de la historia económica del planeta enseña que cuando hay que ajustar, hay que ajustar, que cuando los irresponsables han dilapidado los recursos públicos, no queda más que tomar medidas que a la población no le gustan, pero que el no hacerlo es peor en el largo plazo.

La genialidad del chocolate M&M es que aguantaba las altas temperaturas y no se derretía, y toda su energía se conservaba intacta, para que los soldados pudieran continuar en la batalla. La desgracia de MM  es que se derritió ante el primer calor electoral, porque el modelo no corrigió lo que tenía que corregir  y no actuó con la responsabilidad que tenía que haber  mostrado.

No existe medida alguna económica que guste al 100% de la población. Gobernar para el aplauso, para las encuestas, para las futuras elecciones, y no para el bien de las mayorías, sin que importe el costo político de quien gobierna, es la receta más segura para que el chocolate se derrita y se vuelva nada.

Eso le pasó al señor MM en la Argentina. No les pasó a Mars y Murrie, y por eso su chocolate perdura. El de Mauricio sencillamente se derritió. (O)