En una nota de hace tiempo decíamos, entre otras cosas, que 2019 “…se abre con (varios) interrogantes: en lo internacional, la presencia de zonas grises (política, finanzas, comercio)… Tal sería la consecuencia de una “…posible guerra comercial EE.UU.-China y de la cada vez más difícil posición del Banco Central Europeo, en términos de instrumentos operativos válidos para sostener la recuperación de la zona euro”.

Sobre lo interno, se anotaba que “…nuevas inversiones no se han concretado y la tendencia a la baja del precio del petróleo y el alto riesgo país alejan algún optimismo para 2019 y siguientes”.

Tales criterios tomaban en cuenta, entre otras, investigaciones de PROEstudios, que mensualmente difunde el indicador de desempeño coyuntural Imacro, cuya entrega núm. 49 data de estos días.

El Imacro, a mayo de 2019, confirma el difícil escenario por el que atraviesa la economía internacional y la ecuatoriana, en particular. Evalúa los peligros que existen para una mejor inserción a los mercados externos, con el afán de aumentar las exportaciones, así como los riesgos que enfrenta el país para cumplir las metas acordadas con el FMI.

El índice relativiza de partida el ‘logro’ de los que denomina Óscar –en ‘asimilación’ al premio de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de los EE.UU.– para el país: un primero, que equipara las islas Galápagos con playas como las de isla Margarita en Venezuela o San Andrés en Colombia, no comparables por varios antecedentes, ‘premio’ que estimularía el turismo e inversiones en las islas; y, un segundo, que se habría “obtenido” a raíz de la reciente reunión de Gobernadores del BID, que demostraría “que el mundo tiene una visión renovada de nuestro país” por acciones adoptadas en estos meses, lo que –al señalarse oficialmente– luce inmoderado, al menos si se analiza, por ejemplo, la tendencia de los denominados fundamentales (fiscal, externo, reservas, reformas pendientes en varios ámbitos, empleo, ventas, etc.) y del riesgo país. Una vuelta, pues, a la ponderación, es necesaria.

PROEstudios concluye que la evolución del índice es plana y en términos interanuales su tendencia se acerca a 0%. Si la tendencia se calcula para una serie de año móvil, el último período, mayo 2019-junio 2018 / mayo 2018-junio 2017, mejora tenuemente (+0,9), debido a un modesto jalonamiento del sector petrolero en marzo y abril. De cualquier manera, la aceleración de la serie aparece en el cuadrante negativo desde abril de 2018.

La inversión pública se ha cortado abruptamente mientras el gasto corriente (GC) ha crecido. Quizá la opción contraria, se señala, habría sido menos nociva. La inversión del PGE en el período enero a mayo de 2017, antes de la posesión del gobierno actual, registró USD 3.999,3 M, mientras que en igual período de 2019 llega a $ 1.686,1 M, (recorte de 48,1%). En el mismo lapso, el GC creció 58,7%.

En consecuencia, según PROEstudios, desde mayo de 2017 se redujo el gasto de capital (GK) del PGE en $ 1.613,2 millones, mientras que el GC se incrementó $ 2.766,8 M; así, por cada dólar ‘ahorrado” en acumulación se aumentaron 1,7 dólares en GC (entre enero y mayo de 2019, los sueldos son, en promedio, 49,5% del GC).

Se conoce que tal laxitud vis a vis del problema fiscal es más acentuada en otras instituciones del sector público no financiero. La crítica situación del IESS/Biess, capital en la coyuntura, no es tampoco enfrentada con la urgencia y técnica que amerita.

En la actividad productiva, por ausencia de proyectos públicos y, en especial, al percibirse que las reformas anunciadas se posponen, también las decisiones de inversión se postergan. A la restricción fiscal se añade la controversia sobre una reforma laboral que no muestra consenso entre los sectores involucrados. La rigidez laboral –y, también, las demandas empresariales en distintos frentes– seguirán pesando en el empleo. La reinstitucionalización del BCE tampoco avanza: hay interrogantes sobre el alcance de su futura independencia del ejecutivo.

Entre enero y mayo, en términos anuales, la (Formación Bruta de Capital de Fijo) FBKF (corregida estacionalmente) cae en 2,0%; esto, pese a que en mayo se advierte un aumento de las importaciones de bienes de capital. Las exportaciones, por su parte, ya enfrentan problemas.

Difícil escenario, pues, según PROEstudios, este de mediados del año 2019. Transcurrió mucho tiempo sin definirse la orientación de la gestión gubernamental y el acuerdo con el FMI partió de su base más baja, en medio de una serie de indefiniciones y metas de difícil alcance.

El ajuste tipo FMI tiene impactos recesivos, reconocidos por el propio organismo; “reordenadas las urgencias”, la orientación debería ser una de mayor proactividad en perspectiva de encontrar consensos público-privados que definan alicientes para la tributación, la inversión y el consumo y por esa vía para la reactivación general.

Por otra parte, en lo externo, para PROEstudios hay varias amenazas sobre el comercio internacional libre, las inversiones y cadenas de valor, que involucran a EE.UU., China, México y otros, así como a la OMC. Esto, en medio de un brexit de incierta proyección y justamente cuando la UE suscribe, aunque con reticencias, un amplio nuevo acuerdo comercial con Canadá.

Las expectativas del crecimiento han sido corregidas a la baja. Para el FMI la economía mundial caerá 0,1% frente a lo que hace tres meses había previsto para 2019 y 2020: las nuevas cifras aún ubican el crecimiento en 3,2% y 3,5%, respectivamente. Las economías emergentes crecerán 4,1% este año, 0,3% menos que lo previsto. China experimentaría un mayor impacto y también América Latina.

De otro lado, el publicitado ingreso de Ecuador a la Alianza del Pacífico (ADP) como miembro pleno, debe prepararse. Imacro sugiere la importancia de estimar escenarios de mínima y máxima, con el fin de prever sus impactos posibles. La ADP tiene objetivos muy altos.

Una vez más, pues, un nuevo reto. Se imponen acciones inaplazables, consensos y coordinación. (O)