¿Qué queremos decir exactamente al utilizar la expresión ayuda memoria?

Suele expresarse como una frase coloquial que se escucha en algunos ambientes familiares y sociales.

Fácilmente se puede colegir que son medios para recordar por cuanto la memoria, por el motivo que fuera, puede fallar, justo cuando necesitamos su eficiente y oportuna colaboración.

¿Son maneras personales de tener presente que debemos realizar tareas importantes o cumplir compromisos familiares, sociales o profesionales oficialmente adquiridos?

Me parece que sí.

¿A qué hora es la reunión? ¿A quién tenía que llamar? ¿Cuál es el mensaje exacto que debía trasladar? ¿Cuál es el libro que debo llevar?

La inquietud o el desasosiego que pueda generar un olvido me parece que depende del carácter y la personalidad de quien lo sufre.

Habrá quienes se preocupen y hasta se depriman, mientras otras personas no se sienten afectadas en absoluto… Esos son los extremos y entre ellos todas las consecuencias que usted mismo habrá podido apreciar, en su experiencia personal.

Pero que los olvidos generan consecuencias… eso no se puede negar y para evitarlos, especialmente si son muy negativos, vienen en auxilio las denominadas “ayudas memoria”.

Las hay de muy variadas características y hasta me atrevería a decir que algunas son compartidas por millones de personas y otras por muy pocos, habiendo incluso algunas “de autor”, esto es, exclusivas de sus inventores.

¿Acaso usted es alguna de estas personas que todo lo confía a su memoria y esta retribuye su confianza logrando que usted no olvide nada de lo que tiene que hacer: llevar, comprar, distribuir, visitar, avisar, confirmar, trasladar, en la secuencia lógica que le permita ahorrar tiempo y dinero?

¿Es de las que se crean su agenda diaria y anota en ella todas esas actividades, en el orden lógico que le permita ahorrar tiempo y, a veces, gastar menos dinero?

Hay quienes operan el sistema de alertas, desde sus celulares, equivalente al listado de deberes y lecciones que, desde la escuela, les ha ayudado a cumplir oportuna y adecuadamente con sus responsabilidades.

Otras siguen confiando en su memoria, a pesar de los percances que le hayan podido causar olvidos, siempre involuntarios, en su historia dicente, pues se resistieron y se resisten a tener una agenda para anotar, al menos lo que puede considerarse imprescindible o tan importante como para que convenga evitarse las consecuencias del olvido, que luego no tengan remedio.

¿Ha escuchado la expresión “Mi memoria ya no es como antes”?

Generalmente proviene de los grupos etarios que suelen denominarse “envejecientes”, aunque todas las personas envejecemos diariamente, por lo que a nadie se podría excluir; sin embargo, se admite que se refiere a quienes más allá de los cincuenta años empiezan a sufrir dificultades de aprendizaje y memorización.

Pero lo cierto es que, unos por “envejecientes”, otros por definitivamente viejos, aunque nos resistamos a admitirlo, necesitamos de ayudas-memoria, para no olvidar lo que tenemos que hacer.

¿Le parece sensato utilizarlas? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)