Guayaquil tiene la suerte de poseer uno de los materiales de construcción más preciados del mundo, minas de la piedra caliza en la vía a la costa, es una roca sedimentaria compuesta básicamente por carbonato de calcio. Si se calcina se obtiene cal que durante siglos ha favorecido el desarrollo de la industria y de la construcción... Los ingleses descubrieron el cemento hidráulico –calcinando la caliza con ciertas adiciones–, que hasta ahora se usa para producir morteros y concretos para la construcción.
Las canteras en la vía a la costa existen mucho antes que todas las urbanizaciones, incluyendo Puerto Azul. Han sido la principal fuente de materiales de construcción que favoreció el desarrollo urbano de Guayaquil. Otras ciudades como Quito y Cuenca no tienen cerca buenas canteras y encima tienen el problema que en su mayoría contienen sílice reactiva, que al combinarse con el cemento pueden producir expansiones destructivas en el hormigón. Lo pude comprobar por mi trabajo en proyectos hidroeléctricos, donde siempre se tuvo que mitigar estos efectos. Por suerte los agregados de piedra caliza no son reactivos y tienen afinidad química con el cemento. Gracias a las minas de caliza, Guayaquil cuenta con una planta de cemento que ha sido la más grande del Ecuador y ahora pertenece al conglomerado cementero más grande del mundo. Considero un desperdicio asentar urbanizaciones sobre una mina de caliza que no ha sido explotada. Mejor busquemos soluciones para una extracción bien controlada que no afecte al medio ambiente, sin contaminación por ruido, polvo y con planes de remediación ambiental para que los cerros no pierdan su belleza cuando se vayan las canteras. Al municipio le ha faltado energía para manejar el tema. Hace unos años las ordenanzas decían que los límites de explotación eran la cota 100 metros sobre el nivel del mar y hasta 300 metros de las construcciones vecinas existentes. Decían que en la cota 100, un terreno se convertía de industrial en residencial. Cuando se rebasaron estos límites se fueron modificando las ordenanzas hasta que se estableció una poligonal con coordenadas geográficas que tampoco se respetaron. Ahora tenemos graves problemas con las urbanizaciones por negligencia municipal. No se deberían permitir nuevas edificaciones, dado que el sector está colapsado. Esperamos que el municipio sancione a los infractores y encubridores.(O)
Carlos Luis Hernández Bravo,
ingeniero civil, avenida Samborondón