La calamidad por la que están pasando las 30 o 35 urbanizaciones de la vía a la costa es parte de la pobre planificación urbana y la concesión apresurada de permisos para urbanización y edificación, que debió haber sido proyectada para el crecimiento futuro; exigiendo a su debido tiempo a los constructores mayores sistemas de canalización, agua potable e instalación de buenos transformadores para el servicio eléctrico.
Los adquirientes de estas casas en su mayoría son matrimonios jóvenes, lo que es lógico esperan descendencias, lo que hace que aumente la población y la necesidad de mejor y más coberturas de servicios básicos. Es obvio que una cierta responsabilidad tienen los adquirientes, ya que al apresurarse a comprar no se percataron de deficiencias como de contar con una sola vía de ingreso, no observaron el entorno que tiene canteras que explotan el material pétreo de las cordilleras de Chongón-Colonche, algunas desde hace más de 40 años, y con ese material se subió el nivel de los terrenos para la construcción de las casas. Lo asombroso es que son muchos los problemas, centrándose en la ubicación de las canteras y los permisos otorgados, ¿será lo más acuciante?, por tal razón se culpan entre sí la Agencia de Regulación y Control Minero, el Ministerio del Medio Ambiente y el Municipio de Guayaquil. Pero también causan molestias las interrupciones del suministro de agua y de energía eléctrica; la vía ya no suple la demanda, existiendo el contratiempo del colapso vehicular; contaminación y mal olor de las lagunas de oxidación, así como el de industrias de procesamiento de pescado y camarón. Esta desagradable situación amerita un gran acuerdo social entre las partes, donde todos salgan contentos, porque las circunstancias ya están dadas y es sobre todas esas circunstancias que hay que resolver. El Municipio de Guayaquil, exonerar por 10 años el cobro de impuestos prediales a las urbanizaciones de la vía a la costa hasta el kilómetro donde afectan las canteras. Rebajar en el 50% el cobro de la planilla de agua con un límite de metros cúbicos, hasta el arreglo del suministro y que se efectúe la respectiva canalización y evacuación de aguas residuales. Las canteras hagan gratuita la entrega y colocación de material pétreo en ambos lados de la vía, por cuatro metros por lado, hasta el sitio de afectación, igual, entregar el material necesario (pétreo) para los pasos elevados a construirse. El Ministerio del Medio Ambiente, contratar para la colocación en ambos lados de las vías, del asfalto sobre el material donado por las canteras. La Agencia de Regulación y Control Minero, controlar que exista la menor afectación sin llegar a extremos. Las fábricas procesadoras, construyan y entreguen en donación una guardería en terrenos entregados por los constructores de todas las urbanizaciones, en un lugar equidistante a las urbanizaciones, siendo propiedad de todas estas y bajo la administración de la Federación de Urbanizaciones vía a la costa. Esta podría ser una alternativa de solución. Si le buscan la quinta pata del gato, este problema se puede convertir en el cuento del gallo pelón.(O)
César Jijón Sánchez,
Guayaquil