El lamentable suceso de Posorja, parroquia rural de Guayaquil, sobrecoge por el nivel de violencia y deshumanización alcanzado. El martes, tres personas fueron golpeadas, desnudadas, arrastradas y quemadas por una turba que al instante dio por cierto un rumor y transmitió el ajusticiamiento, en tiempo real, a través de redes sociales.

Según la Policía, tras la denuncia realizada por dos mujeres que andaban con sus hijos y fueron asaltadas, los agentes lograron aprehender a dos hombres y una mujer, pero se propagó el rumor de que eran supuestos secuestradores de niños y los pobladores enardecidos atacaron con piedras, palos y bombas molotov a los uniformados y lincharon a los acusados. Por los videos que circularon han sido identificadas entre 15 y 20 personas que participaron, así como quienes incitaron a la acción, y serán procesadas de manera individual.

La ciudadanía no debe admitir ningún tipo de justificación para estos hechos, pues no es actuando en turba que se logra el imperio del orden y la justicia. Otro aspecto para meditar es la irresponsabilidad de reenviar mensajes de alarma a través de redes sociales sin confirmar su veracidad o si provienen de fuentes confiables. (O)