Los titulares decían ‘Ecuador felicita a Xi Jinping’ o ‘Ecuador felicita a Putin’ refiriéndose a las reelecciones de esos gobernantes. Lo que se quiere decir es que el Ministerio de Relaciones Exteriores ha felicitado a Xi y Putin, lo hace en nombre del Gobierno ecuatoriano y, en última instancia, en nombre de nuestro pueblo. Podría pensarse que tales frases son casos de abuso de sinécdoque, figura literaria que consiste en nombrar el todo por la parte o viceversa, pero no. En la realidad siempre que habla la Cancillería lo hace en nombre del país, por tanto hizo muy mal esa cartera de Estado en extender tales congratulaciones. Ecuador acaba de prohibir, por abrumadora mayoría, en un plebiscito, que un mandatario pueda reelegirse en más de una ocasión. En cambio, el zar ruso y el emperador chino lo hacen por tercera y segunda vez, respectivamente. Es obvio que si consideramos aquí que la perpetuación de un caudillo es algo que debe evitarse, no podemos alegrarnos de que a otros pueblos se imponga el dogal que aquí rechazamos.
Me dirán que cada país es soberano y por tanto libre de elegir como a bien tengan sus propios mandatarios. Ese argumento, que históricamente han esgrimido todos los tiranos, les servirá aquí, en su momento, ya lo verán, para felicitar a Nicolás Maduro en las “elecciones” de mayo venidero. China y Rusia no son naciones soberanas, tienen soberanos, que es otra cosa. En las verdaderas repúblicas el soberano es el pueblo, lo que no se da en los casos que analizamos.
China está gobernada por una oligarquía, el Partido Comunista, que en opacos conciliábulos elige indirectamente a los gobernantes. ¿Participación popular? Cero. Ahora ha dado un paso más atrás y parece que se vuelve a ser una monarquía con un autócrata con todos los poderes. Voceros comunistas han salido a decir que los que critican esta dictadura “no entienden la realidad china”. Pues en el Ecuador entendemos perfectamente, porque nos acabamos de librar de la posibilidad de caer en un régimen parecido. El caso de Rusia es ligeramente distinto, allí sí hay elecciones, incluso hay oposición... pero solo la permitida por el régimen. Ya no gobierna el Partido Comunista, pero como en los mejores tiempos de la Unión Soviética, los opositores en el extranjero y sus familias se mueren de extrañas “enfermedades”. La gestión de Putin ha sido pobrísima, su formación es la de un espía y entiende el mundo en términos de la Guerra Fría. Por eso, ante la imposibilidad de mostrar logros humanos o económicos, quiere impresionar con despliegues belicistas. Ahora sus incondicionales ya lo llaman “vozhd”, igual que a Stalin. La directora del canal estatal ruso RT dijo que tras las últimas elecciones “el 95 por ciento de la población rusa profesa ideas conservadoras-patrióticas, comunistas y nacionalistas... amigos occidentales... nosotros no queremos vivir como ustedes, nunca más”. Toda una declaración de totalitarismo... ¿Conocen a algún comentarista de este pernicioso medio? Pero claro, Rafael Correa nada menos. (O)