La falta de ciertas medicinas importantes en los dispensarios del IESS sigue siendo evidente, más que nada las que son de mayor costo. Por ejemplo, mi padre, un jubilado de 69 años, con una operación de bypass coronario y dos infartos cerebrovasculares no recibe la totalidad de las medicinas que necesita.

En Cardiología y otras especialidades sí dan Losartán, Clopidogrel, Simvastatina y Paracetamol, que son medicamentos más baratos (genéricos); pero en el área de neurología no hay medicamentos para el cerebro como Nimodipina, Citicolina, Memantina, que son más caros; y como no los hay en las farmacias de los dispensarios del IESS, los neurólogos de ahí no pueden recetarlos. Mi padre necesita esas medicinas, ya que tiene Alzheimer, producto de la secuela de los infartos cerebrovasculares que tuvo; los medicamentos son para retrasar el avance de esa enfermedad. Toca comprar en las farmacias particulares. La pensión jubilar mensual que mi padre recibe ni llega a un sueldo básico, se va casi íntegramente en adquirir los medicamentos. Cabe recordarle al Gobierno y a los que están al mando de la dirección del Seguro Social, que no basta solo remodelar dispensarios, sino también debe de darse atención de calidad, dotando de toda clase de medicinas para controlar las enfermedades de los jubilados que, al ser de la tercera edad, no se les puede menospreciar sus derechos.(O)

Giovanni Ortega Salcedo, tecnólogo, Guayaquil