La vida tiene paradojas:
Tenemos avenidas más anchas, pero puntos de vista angostos en los asuntos importantes como la naturaleza y el desarrollo económico del país. Gastamos más y tenemos menos para vivir, por la inflación. Compramos más y disfrutamos menos lo adquirido para nuestras necesidades, por la baja calidad de los bienes y servicios.
Tenemos más comodidades pero menos tiempo para la familia, por aumento de las jornadas de trabajo en diferentes lugares. Comemos mucho y queremos ahorrar, por la mala costumbre del consumo. Fumamos mucho, gastamos en bebidas alcohólicas y tenemos miedo de enfermarnos, por la costumbre de los vicios. Leemos poco y queremos saber mucho, por falta de buenas costumbres. Manejamos con rapidez un vehículo, y somos lentos para tomar decisiones de nuestras responsabilidades. Vemos demasiada televisión y queremos tener tiempo para todo, porque creemos que todo lo que hacemos está bien.
Hemos multiplicado nuestras pertenencias pero se han reducido nuestros valores, porque valoramos más lo material que lo personal. Hemos aprendido a ganarnos la vida pero no a vivirla con prudencia, porque creemos que siempre seremos jóvenes. Hemos añadido años a la ida pero no vida a los años, porque no valoramos la vejez. Hemos hecho cosas más grandes pero no mejores, porque valoramos la cantidad y no la calidad. Estamos divididos y polarizados, pero queremos la unidad nacional, por falta de acuerdos sociales.
Ángel Calderón Mayorga,
Economista, Guayaquil