Los moradores de Tenguel, parroquia rural de Guayaquil, están preocupados porque sus sembríos de cacao y banano están sin riego y sus vacas sin beber. Ellos dependen para esto del río Gala, cuya agua cambió de color y se volvió grisácea el miércoles pasado, como consecuencia del colapso de una piscina que recibe desechos de la mina Barranco Colorado, ubicada en el cantón Camilo Ponce Enríquez. El material llegó al río Chico, que pasa a cuarenta metros de la piscina y fue arrastrado hasta el Gala.
Senagua, el Municipio y el Ministerio de Ambiente han emitido informes. El del Ministerio señala que como consecuencia existe una pérdida de fauna acuática autóctona de los ríos Chico y Gala y un limitado acceso a ellos para usos cotidianos de la población.
Aunque uno de los técnicos de la planta ha dicho que las arenas de la piscina no contenían residuos de cianuro y que las sustancias son de baja peligrosidad, este episodio muestra los riesgos que corren las personas y la naturaleza cercanas a proyectos de extracción minera y la urgencia en la aplicación de los planes de remediación.