La Organización Mundial de la Salud recomienda con firmeza una dieta exclusivamente de leche materna durante los primeros seis meses de vida".

¿Puede usted nombrar un milagro alimentario que esté disponible universalmente, que no cueste nada y pueda salvar vidas de niños y quizá, incluso, volverlos más inteligentes?

Esa no es una pregunta capciosa. Existe realmente una sustancia de ese tipo, actualmente dilapidada rutinariamente, que, creen expertos, podría salvar más de 800.000 vidas cada año. Mientras se rascan la cabeza en busca de la respuesta, permítanme contarles cómo acabo de verla salvando una vida aquí, en el oeste africano.

Estoy en mi recorrido anual de “gane un viaje”, en el cual llevo conmigo a un estudiante universitario para que podamos hacer reportajes sobre la pobreza mundial. La ganadora, Erin Luhmann, de la Universidad de Wisconsin, y yo nos detuvimos al azar en una aldea cercana al poblado maliense de Mopti para inquirir sobre la escasez de alimento.

Después detectamos un bebé que estaba muriendo de inanición. El infante, de apenas 3 semanas de edad, estaba macilento por la severa desnutrición y su rostro carecía de expresión, indiferente, de un niño que bloqueaba todo lo demás para mantener sus órganos en funcionamiento.

La madre adolescente, Seyda Allaye, dijo que ella no tenía mucha leche y que el bebé no estaba mamando bien. Ella se dio cuenta de que él estaba muriendo y, esa misma mañana había invertido en leche de vaca con la esperanza de salvarlo.

Erin y yo teníamos un vehículo, así que nos ofrecimos a llevarla con su hijo a un hospital, para ver si los médicos podían salvarle la vida. En el hospital, un médico examinó al bebé, le pidió a la madre que intentara amamantarlo y de inmediato diagnosticó el problema.

“La madre no sabe cómo dar el pecho correctamente”, dijo el médico, Amidou Traoré. “Vemos muchísimos casos de mortandad infantil como este”.

Traoré reposicionó el brazo de Seyda Allaye, ayudó al infante a sostenerse del pecho de la madre, y el bebé volvió a la vida. He ahí la respuesta a mi pregunta del principio. El alimento milagroso que podría salvar muchísimas vidas es la leche materna.

El sondeo nutricional más reciente de The Lancet estima que la alimentación deficiente con leche materna reclama las vidas de 804.000 niños anualmente. Eso equivale a más que el estimado de la Organización Mundial de la Salud de casos de malaria cada año.

Miren, me doy cuenta de que hay cierta condescendencia con respecto a un hombre que rezonga sobre prácticas deficientes en la lactancia y que, en Occidente, el tema se relaciona con permisos por maternidad en la oficina y otras prácticas laborales. Pero, si queremos salvar cientos de miles de vidas, quizá un paso adelante consiste en ofrecer más apoyo a mamás en países pobres que intentan dar el pecho a sus bebés.

Pudiera parecer que dar pecho a un bebé es instintivo, pero muchas cosas salen mal. En algunas partes del mundo, uno de los problemas ha sido el márquetin predatorio de fabricantes de fórmula infantil, pero en los países más pobres, la inquietud principal es que las mamás demoran la lactancia uno o dos días tras el embarazo y después les dan a sus bebés agua o comida durante los primeros seis meses. La Organización Mundial de la Salud recomienda con firmeza una dieta exclusivamente de leche materna durante los primeros seis meses de vida.

En una aldea en Mali, Erin y yo observamos a una mujer bañando a un bebé, para después verter en su boca chorros del agua usada en su baño. “Eso fortalece al bebé”, explicó una partera.

En días calurosos, las mamás africanas suelen dar de beber agua a los bebés. De hecho, la leche materna es todo lo que necesitan todos los infantes, y el agua a veces es extraída de charcas insalubres.

Aquí en Mali, menos de una cuarta parte de las mujeres amamanta exclusivamente durante seis meses. En Níger, por donde Erin y yo estaremos pasando en esta travesía de “gane un viaje”, equivale a 8%. En el tercer país que visitaremos, Chad, es apenas 2%.

Lo anterior no es solo un problema en países pobres. En Estados Unidos, 16% de los infantes son amamantados exclusivamente durante seis meses. Pero, hay que considerar, la vida del infante en Estados Unidos no suele pender de un hilo.

Varios estudios ponen de relieve otras ventajas de la lactancia, incluidos aumentos de varios puntos en el coeficiente intelectual del menor y mejor desarrollo de áreas del cerebro asociadas con el lenguaje y la planeación.

Si bien muchas madres piensan que no producen suficiente leche, los nutriólogos dicen que eso es inusual. Incluso cuando las mamás están malnutridas, la frenética succión del bebé estimulará la producción de más leche.

Erin y yo viajamos parcialmente en este viaje con Shawn Baker, experto de salud pública por la organización Helen Keller International. Un día le preguntamos en qué invertiría 1.000 millones de dólares, si los tuviera.

“En lo personal, creo que el siguiente gran éxito para salvar vidas de niños está en la promoción de la lactancia”, dijo. “Es absolutamente inaceptable que más de 800.000 niños estén muriendo anualmente por el amamantamiento deficiente”.

Ghana es un país modelo que ha tenido éxito en el uso de campañas de salud pública enfocadas a elevar las tasas de lactancia exclusiva de manera realmente considerable.

Existen muchas formas de salvar vidas, algunas de las cuales tienen que ver con deslumbrantes tecnologías. Sin embargo, quizá en nuestra sofisticación hemos pasado por alto una forma de aligerar la malnutrición infantil que es sustentable, escalable, gratuita y tan directa que todos los hambrientos recién nacidos lloran por ella.

© 2013 New York Times
News Service.