Desde el mar, la primera vista que se ve de Manta es la de una hilera de edificios que se levantan en el borde costero. Son al menos veinte estructuras, entre grandes y pequeñas; entre hoteles y torres de departamentos que muestran la otra cara de la ciudad, la de la inversión inmobiliaria que no ha parado.
Los números están allí. En el 2023, Manta recibió una inversión de $ 150 millones por parte del sector privado para la construcción de edificios. En el 2024, la cifra se ubicó en $ 170 millones (el grupo Campana invierte $ 100 millones en la construcción de dos torres llamadas Grand Bay). Y este 2025 la proyección es de $ 165 millones.
Pero no se trata solo de enormes bloques de cemento y vidrio ubicados frente al mar. Las construcciones que se levantan en Manta tienen lo mejor en tecnología constructiva y arquitectónica, señala Marcos Benites, coordinador de Planificación Estratégica del Municipio de la ciudad.
“Para este año, en Manta se levantan unas veinte construcciones, entre edificios de apartamentos y urbanizaciones; pero tenemos obras con muchas particularidades que denotan responsabilidad social y el avance arquitectónico de los constructores”, agregó.
En dos años Manta tendría 1.500 departamentos más frente al mar
Un ejemplo de aquello es Mawa, una torre de 22 pisos construida por Rosero Construye, inversionistas quiteños con más de 30 edificios en la capital. El edificio tendrá un sistema de climatización centralizado a través de una planta que procesa el aire y lo distribuye en cada uno de los departamentos. Con esto evitan que los propietarios instalen acondicionadores de aire que elevan el consumo de energía.
También, la torre está siendo construida de tal manera que se aprovechen las corrientes de aire que, según un estudio que realizaron los arquitectos, pasan por el lugar. De esta forma se mantienen frescos los departamentos sin necesidad de tener siempre encendido el sistema de aire. El lugar tiene además un reservorio de agua hasta para una semana en caso de escasez.
“Mawa tendrá 348 departamentos con un concepto particular. Tú tienes tu habitación, baño y cocina, pero el edificio es tu casa. Tu sala es el área social, la piscina es tuya y de todos los vecinos. Ellos le apuestan mucho a lo sustentable y ecoamigable; incluso tienen pensado implementar carros eléctricos para llevar a los huéspedes al aeropuerto”, dijo el funcionario.
Benites también destacó el énfasis que le están poniendo los ingenieros para que sus edificios puedan soportar grandes sismos.
Ese es el caso de Scorpio, otra estructura de 22 pisos que cuesta $ 11,5 millones y que ha sido construida de tal manera que pueda soportar hasta terremotos de 10 grados, señala.
“Ese edificio tiene lo mejor en tecnología de sismorresistencia y lo mismo sucede con otros que se construyen en esa misma zona (Barbasquillo)”, agregó.
Existe también otro proyecto llamado Skyline que tendrá 22 pisos con 97 departamentos. Esta torre tiene la certificación EDGE, que les exige una reducción mínima del 20 % en el uso de energía, agua y carbono incorporado en los materiales, comparados con un edificio estándar local.
Benites señaló que esto le da un valor agregado al edificio y hace que sus ventas se incrementen. Además les ofrece ventaja ante los organismos bancarios para obtener créditos.
“Sin duda, Manta es un destino de inversiones locales y extranjeras. Hay un crecimiento sostenido en los últimos años. Todo esto porque se han venido mejorando los tiempos para entrega de permisos de construcción”, agregó.
Según proyecciones de empresas inmobiliarias, para finales del 2026 Manta tendrá 1.500 apartamentos más frente al mar. Actualmente hay 1.800 departamentos en los cerca de 20 edificios que se encuentran en el borde costero.
Las zonas de mayor inversión inmobiliaria son Barbasquillo, donde se encuentra la mayoría de edificios; le sigue Los Gavilanes, donde hay centros educativos y urbanizaciones; y en tercer lugar está Santa Marianita, una playa rural que atrae a constructores de urbanizaciones y casas para vacacionar.
David Rosero, gerente general de Rosero Construye, empresa que levanta el edificio Mawa, manifestó que realizaron un estudio de demandas de departamentos en el país y se dieron cuenta de que en Manta existen grandes oportunidades para crecer.
“Hay una gran oportunidad de vender el producto. Además hay la visión de que la ciudad debe crecer en altura. Aquí está todo cerca: restaurantes, servicios, la playa, etc. Hay, además, una alta plusvalía”, expresó.
Rosero destacó el concepto de la torre Mawa, donde se apuesta por la practicidad. Indicó que sus clientes están conformados por familias pequeñas, de tres o cuatro integrantes. Hay incluso un gran público de mujeres de 30 años que compran departamentos.
Para todos ellos se creó el concepto de optimizar espacios y reducir costos; es decir, tienen todos los servicios de amenidades en el edificio, pero fuera de sus departamentos. Estas son piscinas, salas de juego, áreas comunales, saunas, hidromasajes, gimnasio, áreas de cotrabajo, espacios de lunch, cancha de pádel, áreas de barbacoa, espacios para conciertos, salón de fiestas, etc.
“Son todas esas cosas que las personas necesitan, pero no las requieren individualmente porque no las ocupan todos los días. Es como vivir en un resort, un hotel de lujo con todos los servicios. Tienes tu departamento, pero afuera está todo”, agregó.
Ernesto Palma, ingeniero civil, comentó que las empresas constructoras que levantan edificios en Manta están usando mucho los estudios bioclimáticos. Esto les permite aprovechar las condiciones ambientales de la ciudad y diseñar sus edificios de tal manera que sean eficientes.
Explicó que en estos estudios se determinan corrientes del viento, temperaturas a lo largo del año, ubicación del terreno para saber por dónde pega el sol, entre otros aspectos que permiten optimizar recursos.
“Lo que se busca con esto es eficiencia energética, confort y menor impacto ambiental, ya que al aprovechar el aire, la luz del sol y todos los aspectos naturales se reduce el consumo de energía”, añade.
Palma señaló también que todos los edificios que se han levantado en la zona de Barbasquillo son sismorresistentes. “Eso quedó demostrado en el terremoto del 2016; esa zona fue la única que no se destruyó, no se cayó un solo edificio. Lo mejor es que en estos momentos se construyen con normas aún más exigentes y con tecnología de punta”, expresó. (I)