En las fachadas de los edificios y casas, en los monumentos públicos, encima de los autos y como cubierta en las paredes de restaurantes, los grillos –insectos de color marrón a negro con hábitos nocturnos– ya ocasionan malestar entre los guayaquileños, por su masiva presencia e intenso canto, con el que los machos atraen a las hembras de su especie.